El primer largometraje del holandés Michaël Dudok de Wit es una maravilla minimalista si es que la palabra puede definir lo que nos regala el autor, con un estilo sencillo que algunos pueden confundir con simpleza nos es contada una fabula encantadora que funciona tanto a los pequeños como a los adultos y que tocara el corazón de todos, con un estilo de animación japones a pesar de su director holandés y que muchos animadores son franceses la historia se cuenta a través se sus lineas, de sus trazos, hace a un lado los diálogos y nos lleva de la mano con un bello mundo y unos personajes que irradian carisma, con una exquisita banda sonora de Laurent Perez del Mar que siempre acompaña de manera soberbia y con el típico mensaje de la animación japonesa, la aceptación de la felicidad con lo que tenemos, la madurez de la vida que a veces se alcanza en la adultez, el respeto y el amor a la naturaleza, el valor de la familia, y la aceptación de lo inevitable en la vida, sean desgracias, sufrimiento, amor y felicidad.
El protagonista sufre un naufragio y se encuentra luchando contra la marea, llega a la orilla de una playa solo para darse cuenta que se encuentra en una isla completamente solo, encuentra comida, agua y se fabrica una vestimenta, pero solo quiere salir de ahí lo antes posible por ello ni intenta hacerse un refugio, la balsa que tiene es atacada por algo, vuelve a intentarlo pero falla de nuevo, un tercer intento le descubre que la inmensa tortuga roja del titulo es la culpable, asi que cuando ve la oportunidad la ataca de manera salvaje, tiempo despues se arrepiente pero ya es muy tarde, tendrá que vivir con ello y esto lo acompañara en sus pesadillas, de manera incomprensible en lugar de la tortuga hay una mujer pelirroja que al despertar le regala cariño, comprensión y amor, tiempo despues un pequeño niño pelirrojo juega con los animales mientras sus padres le enseñan a vivir.
El crecimiento del pequeño, el día a día de la familia, el descubrimiento del joven de su verdadero ser, el poder inconmensurable de la madre naturaleza en un terrible tsunami y la aceptación del final del camino es solo una parte de lo que nos narra esta cinta donde el protagonista aprende a ser feliz, su valor en el ciclo de la vida, el valor de la familia, que la naturaleza se debe respetar y amar, y todo con una animación bellisima con personajes que aprendemos a querer y con un mundo que es uno y respira vida, uno termina adorando a las tortugas, las aves y hasta a los cómicos cangrejos y eso es
mucho decir de una cinta que escoge una animación realista y todos actúan de forma natural, un logro de Ghibli que le dio la oportunidad de un director con talento que muestra que nunca hay edad para dejar de mostrarlo.
mucho decir de una cinta que escoge una animación realista y todos actúan de forma natural, un logro de Ghibli que le dio la oportunidad de un director con talento que muestra que nunca hay edad para dejar de mostrarlo.
Calificación: Bastante Bien
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