Querido Hijo:
Te escribo estas líneas para que sepas que estoy viva. Te escribo lentamente porque sé que no sabes leer aprisa. Si recibes esta carta es porque te llegó; si no es así, avísame y te la mando de nuevo.
Tu padre consiguió un trabajo muy bueno donde tiene 500 personas bajo su mando: cuida el cementerio del pueblo. No vas a reconocer la casa cuando vengas, porque nos mudamos. Tu padre leyó que, según las encuestas, la mayoría de los accidentes ocurre a un kilómetro o menos de la casa familiar, así que nos hemos mudado mucho más lejos. El lugar es lindo. La nueva casa tiene una lavadora que no funciona bien; la semana pasada puse cuatro camisas, tiré de la cadena y todavía no las he vuelto a ver.
El clima no es tan malo, la semana pasada sólo llovió dos veces. La primera vez por tres días y la segunda por cuatro días. Con respecto a la chaqueta que querías, tu tío Pepe dijo que si la mandábamos con los botones puestos, pesaría demasiado y el envío sería muy costoso, así que le quitamos los botones y los pusimos en el bolsillo. A tu tía Rosa le pasa al revés que a mí; ella cuando toma café no puede dormir, en cambio yo, cuando duermo, no puedo tomar café.
Finalmente enterramos a tu abuelo. Encontramos el cadáver ahora con todo esto de la mudanza. Estaba en el armario, desde ese día en que nos ganó a todos jugando al escondite.
La semana pasada tu padrino se ahogó en la destilería en un tanque de brandy. Varios hombres trataron de salvarlo pero él luchó valientemente contra ellos. Tardaron tres días en apagar el fuego cuando lo cremamos.
Hoy tu hermana Julia, la que se casó con su marido, tuvo un hijo, pero como todavía no sé si es nena o nene, no sé si llamarte tía o tío. Quien hace mucho que no aparece es tu tío Jorge, que murió totalmente el año pasado. Y tu primo Jacinto, que siempre creyó ser más rápido que el toro, comprobó que no lo era. Estoy preocupada con el perro Boby, que insiste en perseguir los autos estacionados y se me está aburriendo. ¡Ah! finalmente los embotelladores de refresco tuvieron la gran idea de poner un letrero en las tapitas que dice: "Abra por aquí".
¿Qué crees? Tu hermano José cerró el auto con seguro y dejó las llaves adentro, tuvo que volver a casa para buscar el duplicado y poder así sacarnos a todos del auto. Fue muy incómodo. Todos te extrañamos mucho, pero mucho más desde que te fuiste.
El otro día hubo una explosión de la cocina a gas y tu padre y yo salimos disparados por el aire. Caímos fuera de la casa. Qué emoción, era la primera vez que tu padre y yo salíamos juntos a pasear en muchos años.
El médico vino a casa y me puso un tubito de vidrio en la boca y me dijo que no la abriera en 10 minutos; tu padre ofreció comprarle el tubito.
Tu padre le preguntó a tu hermana Pilar que si estaba embarazada. Ella le dijo que sí, que de cinco meses ya, pero ahí tu padre le preguntó que si estaba segura de que era de ella. La Pilarica dijo que sí. Moza de hierro, tu hermana Pilar; qué orgullo. De tal palo, tal astilla.
Tu primo Paco se casó, y resulta que le reza todas las noches a su esposa porque es virgen. A quien nunca hemos vuelto a ver por acá es al tío Venancio, el que murió el año pasado.
¿Recuerdas a tu amigo Clodomiro? Ya no está más en este mundo; su padre murió hace dos meses y pidió ser enterrado en el lago. Tu amigo murió haciendo la fosa en el fondo del lago.
Tienes que escribirnos contándonos cómo te va con tu nueva novia extranjera; no sabes cómo nos pusimos de contentos cuando nos enteramos de que estabas en cama con Artritis. Pero antes nos dijiste que estabas con Amígdalas, y yo te recomiendo tener cuidado con esas griegas; no vayan a pegarte un herpes o un sida. Esta carta te la mando por Manolo, que va mañana por ahí. A propósito, ¿puedes ir a buscarlo al aeropuerto?
Bueno mi hijo, no escribo el remitente porque no sé la dirección nueva. La última familia gallega que vivía en esta casa se llevó los números para no tener que cambiar de domicilio. Si te encuentras con doña María salúdala de mi parte; si no la encuentras, no le digas nada.
Tu madre que te ama: YO
PD: Te iba a mandar cien pesetas, pero ya cerré el sobre.
Te escribo estas líneas para que sepas que estoy viva. Te escribo lentamente porque sé que no sabes leer aprisa. Si recibes esta carta es porque te llegó; si no es así, avísame y te la mando de nuevo.
Tu padre consiguió un trabajo muy bueno donde tiene 500 personas bajo su mando: cuida el cementerio del pueblo. No vas a reconocer la casa cuando vengas, porque nos mudamos. Tu padre leyó que, según las encuestas, la mayoría de los accidentes ocurre a un kilómetro o menos de la casa familiar, así que nos hemos mudado mucho más lejos. El lugar es lindo. La nueva casa tiene una lavadora que no funciona bien; la semana pasada puse cuatro camisas, tiré de la cadena y todavía no las he vuelto a ver.
El clima no es tan malo, la semana pasada sólo llovió dos veces. La primera vez por tres días y la segunda por cuatro días. Con respecto a la chaqueta que querías, tu tío Pepe dijo que si la mandábamos con los botones puestos, pesaría demasiado y el envío sería muy costoso, así que le quitamos los botones y los pusimos en el bolsillo. A tu tía Rosa le pasa al revés que a mí; ella cuando toma café no puede dormir, en cambio yo, cuando duermo, no puedo tomar café.
Finalmente enterramos a tu abuelo. Encontramos el cadáver ahora con todo esto de la mudanza. Estaba en el armario, desde ese día en que nos ganó a todos jugando al escondite.
La semana pasada tu padrino se ahogó en la destilería en un tanque de brandy. Varios hombres trataron de salvarlo pero él luchó valientemente contra ellos. Tardaron tres días en apagar el fuego cuando lo cremamos.
Hoy tu hermana Julia, la que se casó con su marido, tuvo un hijo, pero como todavía no sé si es nena o nene, no sé si llamarte tía o tío. Quien hace mucho que no aparece es tu tío Jorge, que murió totalmente el año pasado. Y tu primo Jacinto, que siempre creyó ser más rápido que el toro, comprobó que no lo era. Estoy preocupada con el perro Boby, que insiste en perseguir los autos estacionados y se me está aburriendo. ¡Ah! finalmente los embotelladores de refresco tuvieron la gran idea de poner un letrero en las tapitas que dice: "Abra por aquí".
¿Qué crees? Tu hermano José cerró el auto con seguro y dejó las llaves adentro, tuvo que volver a casa para buscar el duplicado y poder así sacarnos a todos del auto. Fue muy incómodo. Todos te extrañamos mucho, pero mucho más desde que te fuiste.
El otro día hubo una explosión de la cocina a gas y tu padre y yo salimos disparados por el aire. Caímos fuera de la casa. Qué emoción, era la primera vez que tu padre y yo salíamos juntos a pasear en muchos años.
El médico vino a casa y me puso un tubito de vidrio en la boca y me dijo que no la abriera en 10 minutos; tu padre ofreció comprarle el tubito.
Tu padre le preguntó a tu hermana Pilar que si estaba embarazada. Ella le dijo que sí, que de cinco meses ya, pero ahí tu padre le preguntó que si estaba segura de que era de ella. La Pilarica dijo que sí. Moza de hierro, tu hermana Pilar; qué orgullo. De tal palo, tal astilla.
Tu primo Paco se casó, y resulta que le reza todas las noches a su esposa porque es virgen. A quien nunca hemos vuelto a ver por acá es al tío Venancio, el que murió el año pasado.
¿Recuerdas a tu amigo Clodomiro? Ya no está más en este mundo; su padre murió hace dos meses y pidió ser enterrado en el lago. Tu amigo murió haciendo la fosa en el fondo del lago.
Tienes que escribirnos contándonos cómo te va con tu nueva novia extranjera; no sabes cómo nos pusimos de contentos cuando nos enteramos de que estabas en cama con Artritis. Pero antes nos dijiste que estabas con Amígdalas, y yo te recomiendo tener cuidado con esas griegas; no vayan a pegarte un herpes o un sida. Esta carta te la mando por Manolo, que va mañana por ahí. A propósito, ¿puedes ir a buscarlo al aeropuerto?
Bueno mi hijo, no escribo el remitente porque no sé la dirección nueva. La última familia gallega que vivía en esta casa se llevó los números para no tener que cambiar de domicilio. Si te encuentras con doña María salúdala de mi parte; si no la encuentras, no le digas nada.
Tu madre que te ama: YO
PD: Te iba a mandar cien pesetas, pero ya cerré el sobre.
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