El debut de Don Siegel es más que meritorio, una obra de suspenso policiaca con mucho humor y un reparto de lujo, por lo menos la pareja central es impresionante, claro que tiene algunas vueltas de tuerca tramposas y que al final la cinta nos toma el pelo con una venganza revanchista en lugar de resolver el misterio, aunque de que nos toma por sorpresa de eso no hay duda, y la dirección de Siegel es artesanal, de la mejor manera posible, no se luce, no hace malabarismos, simplemente se dedica a poner la cámara donde debe y a dejar que los actores hagan su trabajo, nada mal para el comienzo de un gran director que después nos regalaría muchas joyas y que es uno de los mentores de Clint Eastwood y eso se nota de una u otra manera.
El superintendente George Edward Grodman (fabuloso Sydney Greenstreet) acaba de mandar a la horca a un sentenciado, no le agrada ese aspecto de su trabajo pero siempre lucha por la justicia, cuando resulte que el ejecutado es inocente con una declaración el mundo de Grodman se derrumba, todos esos años de trabajo y envió a un inocente a morir, es despedido y las personas piden la cabeza del que se equivoco, Grodman no soporta el peso de su conciencia en tanto el nuevo superintendente Buckley (George Coulouris) se regodea con el asunto, a Grodman lo quieren animar con una pequeña reunión donde el playboy Victor (Peter Lorre, muy bien), el sobrino de la asesinada y un político se reúnen terminando con la pelea de estos últimos.
Al día siguiente aparece muerto el sobrino y el principal sospechoso es con el que riño por la noche y una chica (Joan Lorring) con la que tenia amoríos, de aquí seguimos la investigación que hacen Grodman y Victor, el asesinado es familiar por lo que podría ser una venganza contra la familia o un asesinato pasional, o una pelea por dinero, pero el problema es que lo mataron con un cuchillo pero el arma no estaba ahí y la habitación siempre estuvo cerrada hasta que llegaron la ama de llaves y el juez, pareciera un caso sin salida en el que además Buckley hace el ridículo una y otra vez y queda demostrado que no llena los pantalones de Grodman como el mismo apunta sarcásticamente, interesante investigación, apariciones esporádicas del asesino, mucho humor, un poco de romance y finalmente la resolución cuando ya se llevaba a la horca a otro inocente, y así termina la cinta, con las campanadas que al inicio nos anunciaron la muerte de un inocente y que ahora nos señalan la detención del culpable con todo y justicia revanchista por parte de un hombre que adora la justicia por encima de si mismo cual juez de una obra cumbre de Agatha Christie.
Calificación: Bien
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