
La francesa ‘Un prophète’; la que partía como la gran alternativa en todas las quinielas, se ha acabado llevando el Gran Premio del jurado, haciendo buenas las predicciones que planeaban ayer por la Côte d’Azur. En esta misma línea, el Premio del Jurado ha sido ex aequo para 'Thirst', relato de vampiros del surcoreano Park Chan-Wook y 'Fish Tank', de Andrea Arnold. El reconocimiento al mejor director ha caído en uno de los “niños mimados” del festival, el filipino Brillante Mendoza por la muy discutida ‘Kinatay’.
En cuanto a las interpretaciones, l‘enfant terrible Quentin Tarantino tiene motivos para estar contento con su 'Inglorious Basterds', pues Christoph Waltz, que encarna a un despiadado cazador de judíos de las SS, en un trabajo que todo el mundo ha catalogado ya como ántologico, ha sido premiado con el galardón al mejor actor. La francesa Charlotte Gainsbourg ha hecho lo propio en su categoría, por su sufridísimo papel en 'Anticristo', el nuevo delirio de Lars Von Trier. Por su parte, Mei Feng se llevó el premio al mejor guión por su texto de 'Spring Fever'. Además, el veterano director y actor de 86 años Alain Resnais (que presentó a concurso 'Les herbes folles') se hizo con el premio honorífico por toda su carrera dedicada al cine, que se prolonga ya en 50 años.
La representación española apunto ha estado de irse con las manos vacías. Cuando todas nuestras esperanzas estaban centradas en ‘Los abrazos rotos’ del manchego Pedro Almodóbar (recordar que el nuevo trabajo Isabel Coixet no fue recibido precisamente con aplausos, y que ‘Ágora’ de Alejandro Amenávar se presentó fuera de concurso), ha sido irónicamente ‘Mapa de los sonidos de Tokio’ el único producto nacional que ha evitado pasar hoy desapercibida. Ha sido gracias al técnico de sonido Aitor Berenguer, que ha conseguido el Premio Vulcain al logro técnico/artístico.
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