"Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo" confiesa Juan Preciado (Tenoch Huerta), con esa frase icónica del complejo libro "Pedro Páramo" de Juan Rulfo que en su tiempo fue tan defenestrado y que apenas hace pocos años está recibiendo el merecimiento que merece, por supuesto que leerlo requiere cierta concentración mental y memoria debido a su compleja - y hasta complicada - narrativa espacio temporal desordenada, por lo tanto adaptarla al cine es todavía más difícil, algo en lo que Prieto sale avante casi en todo momento, en parte por la vasta experiencia del director de fotografía obtenida al trabajar durante años con directores muy talentosos, en parte por su amor a la historia original que lleva a pantalla, y finalmente por el gran equipo por el que está rodeado, desde una producción a la que no le miran limitantes con un diseño de producción de época muy cuidado, una fotografía en parte suya que nos recuerda a los que trabajos que realizo con Scorsese y por un reparto casi intachable, además por supuesto de los consejos recibidos del mismismo Scorsese al mostrarle la cinta antes de terminar.
Prieto logra capturar el espíritu melancólico de la obra y lo entrega de manera fácil de seguir, para que sea incluso entendible para quienes no conozcan la obra original, siempre y cuando se vea más que cine de superhéroes por supuesto, así tenemos la crónica de Juan Preciado que visita el pueblo de Comala empujado por la promesa que hizo a su moribunda madre (Ishbel Bautista) esperando encontrar un pintoresco pueblo pintado de verde pero encontrándose un lugar desértico tan caliente como un comal en brasas y ausente de color, donde se escuchan murmullos y lamentos por todos lados, ahí Juan se encuentra con otro hijo de Pedro, y después con Eduviges (Dolores Heredia). una amiga de su madre que se siente orgullosa de haber pasado la noche de bodas de Doloritas su amiga en la cama de Pedro Páramo, pero de pronto aparece la orgullosa y profesional Damiana (Mayra Batalla) que le dice que como entro en ese lugar y que la susodicha mujer falleció hace mucho, pasando por las calles Juan escucha lamentos, murmullos y plegarias.
No tarda en darse cuenta de que todas son animas que deambulan por el pueblo muerto, antes hermoso pero que ahora es un infierno, personas que viven ancladas en su pasado cumpliendo penitencia en el purgatorio que ganaron en vida, llegando al límite después de ese horripilante encuentro con esos hermanos incestuosos, esta historia se intercala con la de Pedro Páramo (Manuel Garcia-Rulfo, bastante bien), contada a través de otras personas y de él mismo, un tipo que desde pequeño era flojo y cínico, y que ya de mayor no duda en hacerse con las tierras de todos por la mala, tomar a todas las mujeres que desea, con consentimiento o sin él, matar a quien quiera, como buen cacique hacer su santa voluntad y como político "no escuchar ni ver" a los pobres diablos que según sus propias palabras no son nadie, permitiendo que su hijo también haga y deshaga, y tomando como ofensa - de manera infantil - la fiesta que según él mancilla la memoria de la primer y única mujer que amo, la desafortunada Susana (Ilse Salas).
Todo esto mostrado de manera cinematográfica por el director que logra por medios de paneos que cambian el tiempo, los espíritus que deambulan por el presente viviendo el pasado, y hasta con ese Juan que es atormentado por el pasado desapareciendo de pantalla de forma natural, la cinta tampoco está exenta de problemas, hay demasiada reiteración de algunos detalles que se entiende que el director y el guionista quieren dejar claros pero que se sienten repetitivos, algunos otros detalles pasan muy por encima, y algunos planos son realmente fallidos, como esas animas en la plaza que parecen salir de alguna mala película serie B, eso sí, Prieto y su equipo logran que entendamos a Páramo, un tipo que representa al mexicano, vaquetón y vivo pero con cierto encanto picaresco, y que se convierte en rencor porque nunca pudo tener lo que deseo desde siempre, claro que lo entiendo pero no lo justifico, después de todo representa lo peor del mexicano y que nosotros heredamos para bien y para mal, y por supuesto el peligro de que todo el poder este en una sola persona, al grado de decidir el destino de los demás - "Me cruzare de brazos y Comala morirá de hambre".
Calificación: Bastante Bien