Seguimos a un grupo de burócratas buenos para nada ¿existen de otros? que solo van a pasarla bien a costa del erario, "tuvimos que meterlo como desarrollo de competencias para deducirlo" dice la jefa amante de la pleitesía, este grupo va a una cabaña de esas que son para pasarla bien pero al mismo tiempo les ayuda en su crecimiento personal como es muy usual en la ridiculez de esos países primermundistas como Suecia donde sucede todo, todos son tan ineptos y desesperantes que queremos que mueran, al igual que el grupo multicultural que los atiende, por fortuna esto comienza a suceder muy rápido y los personajes mueren de varias formas ya que el villano no se cierra a una sola arma, por ahí pone una trampa para que el iracundo cocinero caiga, persigue a otra a punta de arma cortante, pone unos picos para que mueran empalados o fríe a uno en un jacuzzi, esto junto al humor negro de la cinta son lo más rescatable, ayuda bastante que sean burócratas y por ello no sintamos más que satisfacción al verlos morir de forma sádica, más aun cuando conocemos porque los matan.
Por el lado malo, el villano carece de personalidad, más allá de la mascara de la empresa corrupta para la que trabajan los burócrata no dice una palabra y nunca se muestra nada, de hecho por momentos parece un profesional y en otras es demasiado torpe, ademas de un final de pena ajena para un asesino de esa calaña, y por otro lado la historia principal sobre la estresada Lina (Katia Winter) que acaba de regresar al trabajo después de una crisis y se encuentra en este ridículo campamento donde darán el primer palazo de un centro comercial que hará millonaria a una empresa pero quebrara el municipio, al tiempo que le asegura la vida a los corruptos que lo hicieron posible. Así que en medio de estos personajes ridículos y caricaturizados el terror surge en modo de slasher con un tipo cuya identidad resulta obvia pero que tiene buena pinta con esa ridícula mascara, todo esto en medio de un humor ridículo y negro que no rehuye la sangre ni la locura extrema con muchas muertes imaginativas.
Lastima que los personajes "buenos" sean tan sosos, uno prefiere ver a los ridículos que parecen caricatura como el ambicioso y exhibicionista Jonas (Adam Lundgren, adecuadamente exagerado) y sus aliados, pero no es algo que afecte mucho. En pocas palabras un palomazo que logra ser entretenido y arrancar algunas risas, ademas, que mueran burócratas en la ficción siempre es algo a celebrar, tanto así que me descubrí echándole porras al asesino de turno, algo que tampoco es tan raro, después de todo uno casi siempre le echa porras a Jason o Chucky porque caen mejor en contraste con los adolescentes bobalicones y calenturientos, o los idiotas de turno.
Calificación: Regular