El experto en historia con problemas financieros Cyrus (Donald Woods) de nuevo esta siendo embargado, para desesperación de su esposa (Rosemary DeCamp), debido a esta situación Buck (Charles Herbert) el pequeño de la familia y amante de las historias de fantasmas desea en su cumpleaños una casa con muebles para poder vivir a gusto, y casi de inmediato llega un tipo fantasmal a entregar una carta donde se explica que un tío rico falleció y le dejo la casa, al día siguiente el abogado Ben (Martin Milner) les explica que tienen que cumplir ciertas clausulas, tienen que vivir ahí y no deben venderla, cosa nada sencilla ya que desde la primera noche queda claro que hay fantasmas en el lugar, doce para ser precisos, un espectro que no para de gritar, una cabeza flotante, un esqueleto ardiendo, un colgado, un cocinero asesino, un verdugo con todo y hacha, un león y su domador buscando su cabeza, una pareja danzante, un con velo y el propio tío con la cara desfigurada.
El tío fue un tipo excéntrico que se obsesiono con las artes oscuras y viajo por el mundo para hacerse de esos fantasmas, y dejo un chunche como gafas con las cuales se pueden ver a estos espectros, un juego con la ouija señala como posible victima a a la hija del matrimonio (Jo Morrow), el uso de las gafas causa que Cy quede marcado con el numero 13, y la chica es atacada por otro espectro, y el pequeño tiene interacción con prácticamente todos ellos, es cierto que visto desde esta época toda la situación peca de ingenua, no tanto por los efectos especiales sino por el estilo casi desenfadado de todos los personajes que son increíblemente buenos, y por un humor que peca de infantil, pero aun así no desentona en todo el asunto ya que cuando termine de verla me quedo claro que lo más importante no era el asunto de los fantasmas y los sustos sino una trama que se menciona en el inicio pero luego cobra fuerza como columna principal.
Me refiero por supuesto al tesoro escondido del tío, que cambio todo por efectivo y que quizá este en el lugar, aquí es cuando la situación cambia drásticamente, y algunos personajes muestran su verdadera cara, con todo y sesión espiritista con la ama de llaves "bruja" (Margaret Hamilton) de por medio, los fantasmas adquieren otro contexto, se revela mucha maldad humana sin necesidad de pasar al otro mundo y la trama se desarrolla de una forma que no esperamos, ademas se agradece que tenga respeto a la audiencia ya que en cierto momento algo asusta a la hija y no cuadra con los demás fantasmas, pensé que era por los años, pero después queda claro porque, es decir, en esa época nos e hacia trampa para engañar al espectador, las cosas eran claras y eso es algo que se agradece, ademas de que el final es macabro por más que sea picaresco en un sentido casi de serie infantil, una extraña combinación que no desentona.
Calificación: Palomera