Matilde (Nora Velázquez esplendida, toda una sorpresa para un servidor) esta en un triste supermercado haciendo el mandado, pero cada cosa que toma es criticada por su acido marido castroso (un soberbio Salvador Garcini), así como el tiempo que dura en hacer las compras, su ropa, y hasta la manera en que camina, para cuando llega a la caja el tipo tiene desesperada y totalmente alterada a su mujer, y a nosotros, que vemos extrañados como los demás reaccionan frente a sus discusiones, pero con un simple plano de las cámaras del lugar queda claro porque es así, nadie acompaña a la mujer, todo esta en su mente, el marido fallecido sigue torturándola en todo momento como cuando estaba vivo, y por ello el inicio de ella encerrada gritando que se calle, es decir a las voces de su mente que toman la forma de su marido golpeador y abusivo para seguirle recordando que no sirve para nada y que todo lo hace mal, cual si fuera esa estricta conciencia que todos tenemos pero con rostro y voz directa.
La viuda esta en un circulo vicioso, su familia ha padecido problemas mentales y la voz en su mente - es decir su marido fallecido - se lo recuerda a cada momento, "estas loca y por eso me vez", "mejor matate", debido a esto Matilde cae en esos remedios chinos new age que a la postre resulta ser el placebo que todos pensamos, y como ya no puede cobrar la pensión se ve obligada a trabajar aunque no sepa hacer nada, o por lo menos eso cree, ya que cuando el observador vago-bueno para nada-dealer de Miguel (Benny Emmanuel) note que la señora esta en problemas le lleva comida y comienza una extraña amistad que le permite a ella ilusionarse, probar nuevas cosas, mejorar su autoestima y hasta desahogarse con cierto bate de beisbol inservible que su marido guardaba como reliquia, en tanto a él le permite compartir su amor por la vida, contarle a alguien sus sueños y frustraciones y hasta "preocuparse por algo", ya que a su generación no les importa nada.
La mayor parte de la película son las interacciones que comparten, en una relación que se siente extraña pero que se desarrolla con naturalidad debido a un buen guion y una dirección que juega con el realismo mágico, tanto en sus colores (esa vecindad purpura) como en su puesta en escena que incluso regala algunos momentos musicales imaginarios, por supuesto tenemos los vecinos metiches que creen que tienen una relación sexual, los amigos burlándose se que se "echa" a la viejita, y hasta la veterinaria enamorada con buenas intenciones (Luisa Huertas) que de todas maneras no baja de Miguel de ladrón, algo en lo que no esta tan equivocada, y que hasta nosotros compartimos como en el incidente del bat que juega con nuestro prejuicio, claro que la película no es perfecta, todo el asunto de la sexualidad de Miguel no se desarrolla y queda casi como anécdota, y uno tiene que aceptar ciertas conveniencias, pero ver a una mujer de sesenta floreciendo con amistades, trabajos, aceptando culpas, dejando ir, fantasear con el plomero y tomando clase de bailes para finalmente viajar a una playa dejando encargado al gato Fidel hacen que uno valore esta feel movie, porque por más mal que nos haya ido, no perdimos todos los años de vida, solo unos cuantos.
Calificación: Bien