El momento clave de la más reciente cinta de Estrada es cuando el cursi soñador y dizque buenazo Rosendo (Damián Alcázar) le suelta a su hijo Pancho (Alfonso Herrera) una verdad incisiva "¡Porque, para todos nosotros, tu fracaso es nuestra felicidad!", es decir, la típica fabula/historia de las jaibas que se jalan unas a otras en la olla de agua hirviendo porque no aguantan que una se salve si ellas tienen que morir, es decir, que nadie se salve de ser cocida, es decir, que la familia resentida, delincuente y envidiosa de Panchito por fin esta a gusto, ahora que él forma parte de ellos, es decir, del "pueblo bueno y sabio" que dice equivocadamente el papanatas que habita en palacio nacional en cada mañanera, todos sabemos la verdad, no por ser mexicanos somos intrínsecamente malos, pero en general somos un pueblo inculto, corrupto, hipócrita, inmoral, promiscuo, flojo, vividor, delincuente, quejoso, que pide que lo mantengan mientras idolatra delincuentes, y que aprovecha cada mínima ocasión para hacer fiesta aunque no haya para los frijoles al día siguiente, o se tengan las deudas de las tarjetas hasta el tope.
Estrada de nueva cuenta ha vuelto ha grabar lo que ha dicho en su filmografía hasta el cansancio, sea en su temprana obra mayor "La Ley de Herodes" donde criticaba al gobierno priista y al mismo mexicano como causal de la corrupción del mismo, su irregular "Un Mundo Maravilloso" donde la oscuridad es la única salida en la brecha que existe entre ricos y pobres, la cansina "El Infierno" donde se dice que el narco y el asesino de Calderón entregaron el país a los carteles, o su lograda "La Dictadura Perfecta" que satiriza el poder del cuarto poder que pone y quita como títeres a los gobernantes con la mano de televisa, aunque los mismos que los ponen luego juegan a criticarlos, es decir, un ciclo interminable que les conviene, pero ahora parece que a Estrada se la acabo la paciencia, y critica mucho más que lo acostumbrado al mexicano, pero culpando también al gobierno de turno del que "no se ve diferencia con los demás gobiernos", Pancho tiene pesadillas en todo momento con su familia mientras vive su vida aspiracional mejorando los números de una fabrica "bajando" los gastos de nomina.
Le avisan que su abuelo (Joaquín Cosío desaprovechado en sus tres papeles) falleció y que debe regresar para la lectura del testamento, el tipo termina yendo al recordar que su abuelo tenia oro, así que con mujer "güerita para mejorar la raza" (sexosa Ana de la Reguera) y sus chamacos fifis llega al pueblucho y a una mina decaída donde se reencuentra con un grupo de estereotipos mexicanos en la familia chaira, padre dizque amoroso, madre hipócrita (Ana Martín), abuela cínica y malhablada (Angelina Peláez), hermano mariachi, otro delincuente, uno gay, otro medio menso, otra promiscua, y así en un desfile de personajes donde algunos solo están ahí para hacer un chiste sin que se aprovechen más, hay fiestas, los familiares son vividores, el abuelo le dejo todo al nieto favorito, se pelean por la herencia escalando niveles que causan muerte y cárcel, y un socavón como muestra de perdida de lógica, hasta ese final ya esperado que desespera aunque uno teme que puede ser real.
El problema no es lo que dice Estrada, que es un discurso valiente, sino que esta critica ya la hemos visto desde hace más de medio siglo, y mejor realizada, aquí todo se resume a algunas criticas acidas, un chiste de estereotipo, algún personaje chusco, situaciones ridículas, pero no todo funciona, hizo falta cortar mucho en la edición, algunas escenas no son necesarias, otros personajes tampoco, las pesadillas cansan, y el final se alarga interminablemente, pero algunos momentos funcionan, la explotación laboral, el acoso permitido, la fiesta interminable, y los pobres normalizando delitos, los ricos aprovechándose de los pobres, y el gobierno de ambos, es decir estos huevones y arribistas son tan reales que incomodan y dan miedo, porque somos nosotros, nuestras familias, nuestros valores, nuestra realidad, la maldición de ser mexicano, una lastima ya que este mensaje merecía una cinta más lograda, o menos fallida.
Calificación: Deficiente