Un grupo de personas suben una larga escalinata, algunas de rodillas, hacia la impresionante Virgen de Ocuilan, Valeria (Natalia Solián, magnifica con una actuación que con una mirada y cada movimiento de su cuerpo siempre trasmite algo) es una de ellas, junto a su madre (Aida López) y su tía (Mercedes Hernández) van buscando un milagro, solicitando un milagro para Valeria, o más bien dicho para su vientre, pero la muchacha no parece muy entusiasmada, y su cara denota algo más que presión, una especie de angustia que después quedara completamente claro, el caso es que les es concedido el milagro, ayudado por los muchos cuidados y acciones que toma el sano matrimonio de Valeria con su buenazo marido Raúl (Alfonso Dosal), pero justo cuando esta esperando los resultados con esperanza Valeria ve a los niños jugando aquí y allá, una escena antes los miraba con anhelo jugando en el parque, pero antes de que la llamen una pequeña le dedica un extraño gesto que no le gusta para nada a la protagonista, después de esto llega la confirmación, pero ese gestos solo es el inicio de una serie de señales/sucesos que acosaran a la madre primeriza.
Una araña tejedora en su taller mientras esta trabajando en la cuna del futuro bebe, algunos sonidos que se escuchan por aquí y por allá, esto se suma a las inconveniencias habituales del embarazo, Valeria pierde el apetito, vomita todas las mañanas, esta perdiendo peso, apenas duerme y siente malestares todo el tiempo, ademas de un medico con la delicadeza de un jugador de hockey, así hasta que una visita a su argüendera familia el día de las madres despierta muchos recuerdos dolorosos y algunas reclamaciones de su familia, en especial de su madre y hermana (Sonia Couoh) que le dicen que es una mala madre, que nunca le han gustado los niños (cosa que secundan dos insoportables chamacos que en una escena más adelante pueden convencer a quien sea de no tener niños), ademas de la felicitación con el recurrido "se te estaba pasando el tren", terminada la cena la pareja se retira y casi de inmediato Valeria ve una mujer con el rostro borroso en el segundo piso de una casa, su sobresalto sigue con una desmadrosa amiga de la adolescencia (Mayra Batalla) que los aborda.
A partir de este momento este ente comienza a acosar a Valeria, ya sea tarándose desde una ventana quebrándose todos los huesos con ella como testigo, o colándose furtivamente en el departamento, esta "Huesera" la tortura, la busca, la lastima, siempre haciendo sonidos de huesos y flexionándose en posiciones antinaturales, algo que recuerda la manía de Valeria de tronarse los huesos cada que esta ansiosa o tensa, esto de hecho da una pista crucial sobre el "monstruo" de la película, que como en esa obra mayor "Babadook" pone sobre la mesa el papel de la mujer como madre, y regresa el debate de que todas las mujeres tienen un instinto maternal, Valeria se enfrenta al ente de todas las maneras posibles, y tiene que aguantar que nadie le crea, ni siquiera su comprensivo marido que por mas que se esfuerce jamas podría entender lo que pasa una mujer embarazada.
Para acabarla de amolar Raúl no quiere tener relaciones con su mujer por temor a "lastimar al bebe", por lo que este nuevo estrés se suma a los que ya tenia encima, causando ademas que busque a su amiga desmadrosa Octavia recordando lo que vivió años antes, Valeria quiere salvar a su bebe de esa entidad maligna, y desea ser madre ¿o quizá no? conforme transcurre el metraje queda cada vez mas claro que Valeria se autoconvenció de querer ser mamá por cuestiones externas a ella, un matrimonio feliz, una familia que ve esto como modelo de familia, la religión católica y hasta la misma sociedad en general, el ente como en la mencionada "Babadook" parece tomar fuerza sobre Valeria (con los demonios familiares que siempre nos persiguen como "Mal de Ojo"), y esta cada vez parece menos interesada en detenerlo, hasta el fatídico final que es de lo mejor que he visto este año.
Todo esto ademas con una dirección soberbia, con encuadres siempre pensados, momentos de autentico horror que recuerdan a Polanski, un uso exquisito del sonido y una fotografía sensacional donde siempre tenemos un simbolismo o juego de imágenes, por lo mismo Valeria siempre aparece como fracturada, fragmentada, no sabe lo que quiere y tiene muchas partes pidiendo diferentes cosas, eso si, tiene claro que tampoco es una asesina por lo que recurre a tres brujas shakesperianas pero chilangas, escandalosas y viciosas que hacen un ritual que regala un momento aterrador cuando la confundida y contradictoria Valeria enfrente al horrible demonio/ente, y más aun cuando nos regale ese final desgarrador donde Valeria acepta quien es, su egoísmo, y ve desde la distancia a la madre de todos sacrificándose, la admira, pero jamas querría ser como ella, no quiere ser una araña tejedora, todo lo contrario, como en "The Lost Daughter" se nos recuerda que tipos de madres hay muchas, y no todas son buenas como entendemos la palabra.
Calificación: Notable