"KANNA Y LOS DIOSES DE OCTUBRE" ("KAMIARIZUKI NO KODOMO", JAPÓN, 2021) DE TAKANA SHIRAI Y KAZUYA SAKAMOTO
Kanna (voz de Aju Makita) sueña/recuerda cuando era más pequeña y corría junto a su mamá (voz de Ko Shibasaki), no importa si se cae, pero sigue adelante, se enoja cuando va perdiendo pero de igual forma disfruta mucho correr, pero cuando despierta Kanna algo más grande es una persona completamente diferente, siempre esta inmersa en su mente, si sonríe lo hace por compromiso, quiere tener la menor relación posible que pueda con su padre, y evita correr con excusas ridículas, todo esto debido al fallecimiento de su madre aunque la chica no lo externa, y de hecho niega mostrar cualquier tipo de sentimiento al grado de que no lloro en el funeral, si lo hace en cambio en un templo a solas, escondida del mundo, y esto no puede cambiarlo ni siquiera su prudente y comprensivo padre (voz de Arata Iura) que puede llevarle un paraguas y abrazarla sin decir nada.
Pero las cosa esta llegando a un límite insostenible en su depresión, al grado de que sufre un ataque de pánico en plena competencia, y antes mostraba marcados signos de ansiedad, frente a esto Kanna huye y cuando se pone la pulsera con amuleto el tiempo parece detenido, pero es solo que trascurre muy lento, esto para que pueda conseguir las ofrendas llamadas "Shiso" con la ayuda de un guía con forma de conejo (voz de Maaya Sakamoto) y enfrentándose a un demonio llamado Yato (voz de Miyu Irino) quien la reta para luego convertirse en su compañero y mentor a pesar de que sus ancestros odian a los ancestros de Kanna debido a cierto incidente vergonzoso para los primeros, es así que vemos días del grupo corriendo cuando en el tiempo real solo pasan unas horas, conocen muchas regiones de Japón con su alimento característico, conocen diversos dioses, pasan algunas pruebas hasta que la oscuridad que desde el inició quiere envolver a Kanna lo logra, haciendo realidad su deseo y convenciéndola de que esta bien buscar su propia felicidad y ser egoísta, de hecho la pequeña quiere vivir en la mentira a sabiendas.
Claro que al final sucede lo obvió, estamos ante una cinta familiar, pero también lo más valioso, somos testigos de una historia de crecimiento personal de una pequeña que debe aprender a aceptar la realidad para no desmoronarse en la mentira, todo esto mostrado de manera hermosa, con una animación sencilla pero pulcra, y buena música. Además al ser japonesa toca temas que ni en chiste pensaríamos hacerlo en una cinta de animación en occidente, la cinta ataca la libertad y los deseos propios, el sentido de comodidad, en lugar de eso dice que tenemos deberes y responsabilidades más grandes que nosotros y que ellas nos unen a las personas que amamos, a la familia, al valor de las costumbres, y la inteligencia otorgada por la experiencia, y que lo malo que sucede es parte de ese regalo llamado libre albedrío. Nada mal para una cinta animada familiar que nos recuerda lo común de la depresión, la importancia de la resiliencia en una historia amena y sentimental, con unos brillantes creditos simbólicos resumiendo lo que acabamos de ver.
Calificación: Bien