Todos sabemos que gran parte del éxito de este tipo de películas de acción de uno contra el mundo tiene que ver con el carisma y la entrega del protagonista, en ese punto Kate cumple con creces, Mary Elizabeth Winstead es una de esas actrices que siempre lo hace bien a pesar de estar en un churro, siempre con buena presencia y mucha belleza que nunca abusa de la sexualidad, y aquí no es la excepción, y de hecho tiene algunas buenas escenas de acción, bien coreografiadas y con una bella fotografía que le saca provecho a esas luces neón que impregnan las noches de Tokio, hasta aquí todo bien pero el problema viene en el intento de trama que intenta otorgar una profundidad a la película que se siente forzada y que termina estorbando aun a pesar de su corta duración, y con un final que nunca termina de embonar con lo sucedido anteriormente, como si solo se intentara sorprender a costo de la lógica interna de la cinta.
Kate (la mencionada Mary Elizabeth Winstead) es una asesina a sueldo que falla en su encargo, por ello su jefe buena onda (Woody Harrelson cobrando cheque) le da consejos sobre vivir la vida, algo que descubrimos no tiene problema en hacer con sexo casual con extraños, justo después de esto falla de nuevo en otro encargo, esta vez porque cayo colapsada, esto debido a que fue envenenada por el galán y solo le quedan 24 horas de vida, por lo que decide utilizarlos descubriendo quien le hizo eso y cobrar venganza antes de que sea demasiado tarde, los sospechosos son los mafiosos japoneses a los que debía matar y esto lleva a la chica a una noche de asesinatos y peleas sin descanso en donde usa a la pequeña Ani (Miku Martineau) para encontrar al tio de la chica, el jefe de la mafia Kijima (un sobrio Jun Kunimura, bastante bien), por supuesto lo que sucede aquí es que entre las peleas, asesinatos y persecuciones en carros las dos chicas entablan una relación en la que Kate carga con la culpa y el secreto de matar al padre de la adolescente.
Esta parte de la historia nunca termina de funcionar, no se entiende como se desarrolla una relación tan cercana entre las dos chicas si apenas se comparten algo de tiempo, ademas cuando sucede lo inevitable (que se descubra el secreto de Kate) todo se resuelve de manera ilógica, el mismo error de esa vuelta de tuerca mencionada que nunca termina de funcionar y que deja un villano sin fuerza, a diferencia de la subtrama de la lucha por el poder de la mafia Yakuza de Kijima y el traidor nuevo "empresario" Shinzo (Kazuya Tanabe) que si tiene un final impecable con todo y espada samurái, por lo demás la cinta tiene algunas buenas escenas como la del restaurante y el restaurante callejero, la fotografía aprovechando los colores neón y el maquillaje de los golpes de Winstead, y esa soundtrack de rock/pop japones que siempre funciona, por el lado malo tenemos muchas escenas de platicas que no logran su cometido y esa persecución en carro que parece salida de un videojuego antiguo, pero lo dicho, Kate entretiene y su prota derrocha carisma.
Calificación: Palomera