Seguimos con el terror antiguo y ahora toca turno a la séptima película de Edwin S. Porter que inicia el terror en Estados Unidos después de que ya hubiera comenzado años antes en Francia y el Reino Unido, de nuevo nos encontramos con el recurrente Mefistófeles que aquí por desgracia parece tener menos fuerza y poderes lo que causa que la cinta pierda el miedo que podría haber dado.
Mefistófeles quiere entregarle una espada a Fausto para que acabe con la vida de Margarita, Fausto se niega y cuando el demonio quiere hacer el trabajo el mismo hay desapariciones y apariciones como jugada contra el demonio hasta que aparece un sacerdote y huye, los amantes se casan.
Creo que quedo incomprensible, si no sabes la historia no entenderás ni pio, y además que el demonio quede ridiculizado da todo menos miedo, y ¿Por qué pasabas esas cosas? ¿acaso Fausto? ¿poder divino venido del cielo? mmm ese aire ñoño norteamericano ya se apreciaba desde esta época.
Calificación: Palomera