EL EXPRESO DE MEDIANOCHE (MIDNIGHT EXPRESS, REINO UNIDO - EU, 1978)
Un hombre prepara dos kilos de drogas para sacarlos a escondidas hacia Estados Unidos, los pega a su cuerpo y se dirige al aeropuerto con su novia (Irene Miracle) pero el nerviosismo comienza a ganarle la partida, se empieza a delatar y cuando piensa que ya se salvo el tiro le sale por la culata y es atrapado a punto de subir al avión, a partir de ahí Billy Hayes (soberbio Brad Davis) vivirá un infierno en la tierra, es degradado por agentes de la policía Turca, es traicionado por el agente norteamericano, los Turcos se enorgullecen de su captura, un extranjero es la manera perfecta de mostrarle al mundo que combaten la droga, pero el corazón de la cinta llega cuando Billy es llevado a una terrible prisión donde conoce la extraña vida de los turcos, con su estricta religión musulmana y su doble moral, junto a un terrible sistema penitenciario que castiga a los que puede y donde no importa que se sea inocente o no.
Por supuesto que Billy es culpable pero el piensa que esta pagando demasiado por un crimen menor y nos vamos convenciendo de ello conforme avanza la cinta, la vida en prisión en terrible, castigos por tratar de tener un poco de humanidad, cualquier pequeño desacato lleva a una tortura por el sádico Hamidou (Paul L. Smith, adecuadamente despreciable) que lo mismo golpea, viola y agrede a los prisioneros que desea, Billy recibe la visita de su padre (Mike Kellin, bastante bien) quien le promete liberarlo a pesar de que el ambiente político no es propicio, pero cuando en juicio recibe cuatro años tres meses se dan cuenta de que la justicia en Turquia como en cualquier país se compra, Billy lo soporta, los abusos, los insultos, las peleas, las golpizas, las vejaciones, con la esperanza de salir libre, acompañado del luchon Jimmy (Randy Quaid con mucha potencia), el hilarante drogadicto Max (John Hurt, muy bien) y el dulce Erich (Norbert Weisser) con quienes comparte para no tener que soportar a los hipócritas turcos.
Por supuesto que las cosas no son tan sencillas, la corte decide darle treinta años y ahí Billy pierde la paciencia y se cansa de ser bueno, cuando regrese no querrá otra cosa que escapar por todos los medios posibles, pero los guardias, y el soplon/tendero Rifki (Paolo Bonacelli, increíblemente desagradable) hace las cosas más difíciles para todos, más tortura, más realismo, más planes de escape y un hundimiento en la desesperación antes de un climax efectista que da en el punto para sellar esta gran obra, por supuesto que no todo es creible y que el final quizá sea demasiado sencillo, de hecho el guion de Oliver Stone peca de esto pero es efectivo y Alan Parker hace un trabajo prodigioso con una dirección magistral que nos sumerge en la mente del protagonista y nos atrapa en un ambiente claustrofóbico y desesperante, increíble la realeza y crudeza conque esta filmada, al igual que la exquisita banda sonora de Giorgio Moroder, para recordar infinidad de escenas memorables que uno sufre como disfruta; el desesperante arresto, el doloroso juicio, las múltiples torturas, el discurso de odio de Billy a los turcos "me cago en sus hijos e hijas porque son unos cerdos, usted es un cerdo", el desate de ira contenida de Billy con Rifki con todo y lengua volando (impresionante escena de violencia de esas que ya no se filman), la desesperación del padre en agonía en vida, la visita de su novia Susan con desesperación de deseo incluida, el efectivo final revanchista con escape en el que por fin respiramos junto a Billy y una secuencia de imágenes tremendas, lo único que no entiendo es como Brad Davis no gano el oscar y como esta impresionante actuación sepulto su carrera, en conclusión una muestra de buen cine y de la genialidad de Alan Parker.
Calificación: Excelente
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