Para acompañar la cinta anterior debo recomendar la menos lograda pero interesante Arbitrage del director Nicholas Jarecki, aqui asistimos a la cronica de un multimillonario que se jacta de sus grandes logros empresariales y de la gran ayuda benefica que presta, no solo es egocentrico sino que tiene una vida familiar plena donde su esposa lo ama, sus hijos lo idolatran y sus empleados lo aprecian, por supuesto que esto es solo la fachada, en realidad su empresa esta quebrada, intentando una fusión fraudulenta engañando a la otra compañia que los absorbera comprandola cuando no vale nada, engañando a su mujer con una joven artista francesa, comprando auditores y demás fruslerias que nos deberian llevar a odiarlo, repudiarlo o ya de perdida sentir un poco de aversión por él pero no podemos y esto debido a que el protagonista es Richard Gere uno de los actores con más carisma en estos últimos tiempos, se podra decir que no es un gran actor pero tiene esa facultad especial de conectar con el publico, de tener un carisma por encima de todo y hacer que sintamos empatia hasta el personaje más pedante y repugnante, despues de todo esa sonrisa arrogante, esa postura de seguridad y esa enigmatica autosuficiencia ganan el partido.
Y lo que es peor, sabemos que su pequeño pecado financiero no arrastra a nosotros ya que al final los que pagamos esos "errores" somos nosotros, las personas de carne y hueso, y lo que es peor es que ese problema lleva al protagonista a otros dos (o tres) peores. Robert Miller (Richard Gere, perfecto) es un multimillonario con una empresa quebrada por malas inversiones pero puede salvar su fortuna si vende a tiempo a otra empresa que desea comprarla pero para pasar por los procesos de compra pide prestado a otro pez gordo que lo empieza a presionar porque quiere de vuelta sus millones, mientras que no se cierra el trato y una auditoria puede descubrirlo en cualquier momento, por si estos problemas fueran pocos se da el lujo de tener una amante snob-artista que se droga y hace multiples berrinches, asi que mientras su familia le hace una fiesta sorpresa o esta en medio de una importante reunion Robert no duda en irse a visitarla y entrar en su mundo de vicio, esto lo lleva a un accidente que pone las cosas más en entredicho por la muerte de su amante.
Robert es investigado por el habil detective desgarbado Michael (Tim Roth, muy bien) quien se obsesiona por el caso porque sabe que la justicia no toca a los poderosos y ricachones, la compra esta más complicada, le dan una auditoria desfavorable, su mujer Ellen (Susan Sarandon) lo presiona con el dinero (¡solo son dos millones!), su habil hija Brooke (Brit Marling, bien) descubre el fraude y le reclama donde vemos el otro gran pecado de Robert, no solo son los fraudes, no solo es usar un chivo expiatorio que pondra su cabeza antes de que la de él caiga, o de que sea culpable de homicidio imprudencial sino que su arrogancia megalomaniatica lo lleva a niveles extremos donde le gritonea a su hija que es su empleada, le pide que sacrifique su vida por la de él, se pavonea de que solo tuvo mala suerte porque es una especie de dios al que nada le puede ni debe salir mal, en esa parte, la mejor de la cinta vemos la verdadera cara del monstruo financiero y lo peor es que de alguna manera deseamos que este personaje amoral se salga con la suya, una muestra de quienes manejan nuestras finanzas y por ende el mundo. Una cinta que deberian poner en las escuelas junto con la cronica "El Precio de la Codicia" y el documental "Inside Job", un triptico/trilogia financiero que debe de verse.
Calificación: Bien