Sophie (magistral Frakie Corio) esta en unas vacaciones en Turquía con su padre Calum (extraordinario Paul Mescal), ahí pasan el tiempo en un hotel en plena construcción, toman sol al lado de la alberca, se bañan en la playa, bucean, comen a bastedad, juegan videojuegos, se enfrentan en el billar a unos jóvenes adultos, cantan karaoke, juegan ajedrez al son de "Tender" de Blur, bailan, platican muchísimo, tienen algunas peleas y se cuidan entre ellos, y es todo, esto es lo que sucede en el primer largometraje de Wells que seguramente a más de uno sacara de quicio esperando algún "suceso" que desencadene una trama al estilo hollywoodense, incluso durante todo el filme si se tiene esa sensación de que algo malo va a ocurrir, y si lo hace, en todo momento, pero de forma más natural y sencilla de la que estamos acostumbrados, por lo que esta cinta no va de dramatismos sino de los pequeños sucesos y momentos que llenan la vida, es decir, no pasa nada, y pasa todo al mismo tiempo.
La cinta es sublime, hermosa y sentimental, esta hecha de fragmentos de memoria, de la misma mente de la directora que hace una especie de autobiografía sin poner su historia ni persona por encima de la narrativa y la cinematografía, logra entregar un conjunto de recuerdos hermosos con diferentes estilos de cámara y fotografía, que van desde la cámara de video en mano tan de moda en la década de los noventa, como el plano fijo, los close ups, el fuera de cámara, el desenfoque, y hasta los planos abiertos, y en todo momento estamos convencidos de que vemos algo que paso antes, una memoria, un recuerdo, Wells es muy sutil y permite que la historia sea armada por nosotros mismos, como lo hace su protagonista Sophie en sus treintas, cuando recuerda su padre viendo las grabaciones que le quedaron de esas vacaciones, y rellenando los vacíos con recuerdos, remembranzas, suposiciones y quizá hasta de plano, hasta inventos que quizá le ayuden a explicar que sucedió en ese verano donde no alcanzo a comprender lo que sucedía debido a su corta edad.
Wells intenta un estilo diferente de cine, el sensorial como ella misma lo ha bautizado, que apela más a lo que nos hace sentir que a la historia que vemos en pantalla, y desde esta humilde butaca lo logra completamente, sin chantajismos, sin dramas, sin exageraciones, nos compenetramos con los personajes y nos preocupamos por ellos, intuimos lo que piensan y compartimos sus emociones, y es que esa relación tan hermosa de padre e hija me derroto, el amor que siente Calum por su hija es maravilloso, y es correspondido de la misma manera, Calum en todo momento se preocupa porque su hija sea feliz, por cuidarla, escucharla, comprenderla, le da consejos, enseñarla a defenderse, la pone por encima de él en todo momento, y al mismo tiempo sabe cuando ser estricto cuando es por el bien de la pequeña, Sophie lo adora y le tiene una confianza que siempre la hace sentir segura.
Al mismo tiempo Sophie esta en la complicada edad donde esta dejando de ser niña pero sin ser aun una adolescente, tiene su primer romance con un niño gordo gamer, se junta con los jóvenes adultos desmadrosos, y se avergüenza del papá que practica Tai Chi en todos lados, en tanto Calum sufre en silencio una severa depresión, se suelta a llorar cuando esta solo en una maravillosa escena que Mescal logra de espaldas, escupe a su reflejo cuando nota que la niña tiene los mismos síntomas que él culpándose de que se los heredo, y compra una carísima alfombra para ver si le ayuda ya que los libros de autoayuda y meditación no han logrado cambios, pero al final todo concluye en borracheras y extraños momentos suicidas como cuando esta trepado a la herrería del balcón o la entrada al mar picado en una noche como boca de lobo.
Estas tendencias suicidas y su depresión nunca afectan la relación con su hija a quien casi siempre le muestra su mejor cara, siempre sonriente, feliz, y con detalles como el dejar de comer para que ella pueda disfrutar un helado, protegiéndola de todo, escondiendo el dolor de herida porque la pequeña abre su corazón confesando algo y no puede interrumpir, disculpándose mil veces de una cosa sin importancia porque no puede permitir que la niña se quede con un mal recuerdo y teniendo un ultimo baile al ritmo de "Under Pressure" de Queen y David Bowie, un momento tan potente que va a perdurar en mi mente por siempre, y una elección musical perfecta, como toda la dela cinta, la apuesta de Wells es clara, no sabemos si lo que vemos es cien por ciento real, la imagen de Calum muy seguido esta desvanecida, a medias, borrosa, en pantallas, reflejos o alguna parte del cuerpo, Sophie no puede recordar con claridad esos momentos, por lo que no sabe del todo como era la cara de su padre, lo que si tiene claro es el amor y respeto que le tenia su padre, una carta de amor de una hija hacia su padre, en estos tiempos donde todos los hombres son demonizados, que una mujer le dedique algo así a su padre recordándolo como una persona quebrada pero maravillosa, es hasta refrescante, y disculpen pero voy a llorar de nuevo viendo ese baile final de padre hija.
Calificación: Excelente