Sarah (una enigmática Julia Sarah Stone que es descubrimiento para un servidor) es una adolescente que tiene problemas para dormir, ha huido de su casa y no contesta los mensajes de su madre, se queda dormida en la escuela en todo momento y ante la desesperación que le causa su insomnio y no poder descansar encuentra un anuncio de una empresa que paga a los que dejen experimentar con ellos curando los problemas de sueños, Sarah entra en el programa y comienza a dormir mejor, pero al poco tiempo las pesadillas que tiene comienzan a empeorar, el hombre sombra que siempre ve al final se su sueño cada vez parece más cerca de su realidad y descubre que el hombre encargado del proyecto (Landon Liboiron) la sigue en su vida regular, este le explica que con el dispositivo que han construido pueden ver los sueños de los demás, y que esa sombra que domina sus sueños aparecen en las pesadillas de toda la humanidad desde siempre.
Los demás participantes parecen sufrir lo mismo y tienen terrores nocturnos terribles que hacen que Sarah quiera abandonar, mientras nosotros apenas comprendemos lo que sucede, con pesadillas cada vez más extrañas casi ingresando en la realidad, y con un lentudo malvado que parece salido de alguna cinta de Cronenberg, hacia el final la cinta toma varias decisiones valientes y arriesgadas que solo pueden polarizar, o aplaudes que el director, guionista y fotógrafo haga acrobacias sin red de protección o terminas irritado por las decisiones, para mi buena fortuna pertenezco al primer grupo, y es que para entonces la película ya me había ganado, por el buen hacer de su protagonista, por esa ambientación salida de alguna cinta de ciencia ficción de antaño donde lo futurista se mezcla con lo vintage, por su fotografía fría, por esas imaginativas pesadillas que cada vez eran más desquiciadas, por las logradas escenas de los terrores nocturnos y por su banda sonora que recuerda a esas obras de los setentas y ochentas donde la música electrónica estridente se mezcla con lo que vemos en pantalla.
En cuanto a las quejas de algunas personas de un final tramposo pareciera que nunca han tenido un sueño, este mundo es completamente onírico y no sigue ningún tipo de reglas, aunque entiendo la queja es algo normal en el cine, aunque quizá no debiera ser así, como el que relata lo que sucedió y cuenta hasta lo que no vivió en persona, digo, este tipo de errores son mucho más chocantes, pero volviendo a la cinta estamos ante una lograda pesadilla donde convergen el terror con la ciencia ficción y con un final arriesgado donde se rompe ese ritmo semi lento que ha llevado la cinta para presentar una persecución terrorífica, unos colmillos que nos sacan de onda, y un mensaje que deja descolocado al respetable, para bien y para mal como apunte antes, supongo que Burns lo sabe y jugo la carta justo por ello, en lo personal quedo esperando la siguiente pesadilla que nos regale, que como ellas mismas pueden ser terroríficas o soporíferas.
Calificación: Bien