En esta segunda parte repite la directora Mary Lambert, ya sin una novela de Stephen King en la que basarse pero aprovechando el tirón comercial de la primera y mejor "Cementerio de Mascotas", pero repetir directora hace que la secuela se sienta muy parecida a la primera en todos los aspectos técnicos, el estilo de fotografía, los efectos especiales, la música utilizada en el soundtrack, aunque la historia si se va por otros derroteros, al inicio somos testigos de la muerte de una actriz (Darlane Fluegel) por causa de una producción irresponsable mientras graban una película, esto enfrente de su hijo Jeff (Edward Furlong que ya era famoso por "Terminator 2" por lo que esté quedo muy afectado, su padre (Anthony Edwards) lo obliga a mudarse a Ludlow donde soporta el bullying del abusivo de la escuela (Jared Rushton) y apenas aguanta a la guapa ama de llaves (Sarah Trigger) que quiere ocupar el lugar de su mama hasta de una manera enfermiza.
Ahí conoce al dejado gordinflón Drew (Jason McGuire) y se hacen amigos, Drew no solo aguanta a los abusivos sino a su propio padrastro Gus (un adecuadamente sobre-actuado Clancy Brown que se luce en al escena de mano en garganta) que en todo momento lo insulta y agrede ya sea verbalmente o físicamente, en uno de sus berrinches de sheriff de pueblo dispara al perro de Drew y este lo entierra con ayuda de Jeff en el cementerio, cuando vuelve ya sabemos lo que viene, el perro regreso pero ahora es violento, es decir no es él mismo, pero esto no evita que en la mente de Jeff se cueza una macabra idea en tanto el perro causa un efecto de fichas de domino que ya no puede detenerse, con mas muertos y mas resurrecciones hasta que todo se plano enloquezca en ese clímax final que no funciona tan bien como debería debido a una inentendible irregularidad y un final al que le falta la mala leche de la historia original.
Es cierto que los efectos son tan buenos como en la primera, y tenemos mejores actores pero me da la impresión de que conecte mas con Drew, el chico abusado por su padrastro, perdedor en la escuela, que tiene una madre (Lisa Waltz) de buen ver que parece solo aguanta al policía golpeador, violento y arrogante solo por el sexo, y que tiene una evolución de un chico bonachón del que todos abusan hasta llegar a defenderse a como puede, en tanto que Jeff nunca tiene desarrollo ni evolución, y su regreso al final carece de fuerza, en parte porque no se entiende su actuar y por un error de descomposición básico que la misma lógica dicta y que no respetan, pero aun así la cinta no es el desastre que se dice por ahí, es entretenida, apuesta mas por el humor y la exageración que en la historia original que era muy personal, y finalmente tiene ese encanto de las cintas de terror noventeras que todavía bebían de los ochenta.
Calificación: Mediocre