DONNYBROOK (ÍDEM, EU-FRANCIA, 2018)
Si en la reseña anterior hablaba de la tremenda entrega de Joe Cole en esa actuación física no queda mas que remarcar lo mismo aqui pero con Jamie Bell que se entrega totalmente físicamente y ademas con la ventaja que le da ser un actor experimentado que con pocas palabras, solo su mirada o incluso de espaldas es tratar de decirnos que siente. Estamos ante una dolorosa cinta que nos habla de la realidad de la américa profunda, esa que voto por Trump y que estan en plena desesperación despues de muchísimos gobiernos que les han dado la espalda, a esos americanos que construyeron el país y que ahora tienen que lidiar con la ignorancia, la pobreza y las drogas, en medio de eso tenemos la historia de Jarhead Earl (Jamie Bell, muy bien) un tipo con hijos y una esposa drogadicta al que no le alcanza para mantenerlos por lo que decide entrar en la competencia del titulo, una pelea donde el ultimo que quede en pie ganara todo.
Pero por ahi también esta el proveedor de la mujer, el psicópata Chainsaw Angus (peligroso y oscuro Frank Grillo) que no dejara que su comprador se escape asi, mucho menos despues de cierto incidente que lo deja contra la pared, y que apoyado por su ninfomana hermana Delia (Margaret Qualley demostrando que si puede actuar y ademas bien) irán tras del tipo y le harán la vida imposible, y no solo a él sino a todos los personajes con los que se topen, un grupo de inadaptados, desalmados y depravados que no extrañaremos, y con cierto policía (James Badge Dale) siguiendo las pistas para tomar una venganza personal hacia el desalmado Angus, que también se da el lujo de maltratar a su hermana al mismo tiempo que tiene una relación incestuosa.
Violencia, sexo y drogas se juntan en este cóctel sórdido que no nos deja respirar y que siempre tiene un tono oscuro de desesperanza llegando a su cumbre en esa parte final donde apenas podemos soportar la mirada al ver dos de las muertes mas dolorosas recientes y emocionarnos con esa batalla final donde los golpes se ven, oyen y escuchan reales y donde la cámara los sigue sin darles oportunidad de descanso, quizá lo mejor que se ve en la cinta de Tim Sutton que de todas formas tiene un aire de pequeña esperanza, o por lo menos eso se vislumbra, que existe incluso despues del dolor nos entrega un respiro que era necesario en esta catastrófica cinta que nos retrata el dolor del norteamericano común, ese que ahora llaman white-trash.
Calificación: Vale la Pena