EL CABALLERO Y SU PISTOLA (THE OLD MAN & THE GUN, EU, 2018)
El anciano y amable caballero Forrest Tucker (el iconico Robert Redford en su ultima actuación) entra a los bancos tranquilamente y despues de saludar avisa que es un asalto y que actúen tranquilamente mientras se va del lugar sin dar aviso de violencia e incluso es cordial, como lo dicen sus propias victimas, es un hombre amable, bueno, cordial y que en todo momento parece estar alegre, vamos que el mismo Tucker le confiesa su modus operandi a su amor otoñal Jewel (Sissy Spacek, soberbia) en plena cafetería y esta no le cree porque parece imposible que alguien profese tanto cariño por la persona que esta atracando, por supuesto que a Tucker lo que menos le interesa es el dinero robado o una vida de lujos donde pueda escapar de esa profesión tan peligrosa, claro que no, el tipo disfruta asaltar y es todo un profesional al hacerlo, siempre seguro sin asustarse, siendo metódico al mismo tiempo que es casual y sin haber usado la pistola del titulo ni una sola vez en toda una vida fuera de la ley.
Quizá por ello su incansable perseguidor John Hunt (el actor fetiche del director Casey Affleck) le tiene una estima que raya en la admiración y hasta el cariño como se ve en algunas grandiosas escenas, ¿como no querer a un tipo que aun viviendo inmoralmente puede ser tan moral? sus perseguidores lo aman, su pandilla conformada por el serio Teddy (Danny Glover) y el cascarrabias Waller (nada menos que Tom Waits) lo admiran, y la televisión lo ve como algo vistoso, un bien parecido señor que ronda los sesenta y setenta años que atraca de forma no convencional, pero la cuarta película del director y guionista David Lowery no solo se queda ahi, estamos ante la despedida de un grande y como tal la cinta es una suma de toda su basta y maravillosa filmografia, con guiños a películas y personajes del actor que en ningún momento afectan o desvían la atención de esta hermosa y bonita cinta que nos muestra una cara diferente de la delincuencia.
Y es que como comente antes Tucker no hacia lo que hacia por fama o fortuna sino por vivir la vida, es lo que lo hacia feliz, la adrenalina, el burlase de todos, el no formar parte de la formula, el vivir su propia voluntad, no era el dinero, la fama o fortuna lo que le interesa, mucho menos causarle mal a alguien (despues de todo que mal puede sufrir un ente sin alma como un banco), Tucker deseaba sentirse libre y siempre andar a su propio andar aunque eso significara entender la existencia como algo completamente diferente a lo que entendemos los mortales comunes y corrientes, y por supuesto, el paralelismo de la historia con la de la misma superestrella Robert Redford, un profesional en toda la extensión de la palabra, que vive para el cine y lo que nos pueda otorgar con el pero que aun con la posibilidad de quedarse como el típico galán de pantalla decidió arriesgarse con cintas que no buscaban dividendos económicos como principal linea y que incluso fundo el festival Sundance, con todo y lo que conlleva el sistema de apoyo, es decir un titan que se decanto por la visión independiente y personal.
Algo que llevaría a cabo durante toda su carrera y que incluso ahora en su despedida sigue manteniendo con un autor como David Lowery, un director seguro y talentoso que ha sabido cambiar de genero cual director de epoca clasica, desde el doloroso romance con estilo Malick que cada vez me gusta mas "Ain't Them Bodies Saints", la preciosa actualización de la fabula "Pete's Dragon" y esa maravilla minimalista y dolorosa que es "A Ghost Story", hasta llegar a esta cinta de atracos, una heist movie que rompe con las características del genero pero que respeta otras, el ritmo de los robos es totalmente anticlimatico y no tenemos un clímax como en las cintas actuales o del genero, la cinta se basa mas en los personajes, sus interacciones, y las obsesiones son llevadas con cariño, apenas nos enteramos de los planes o los robos pero si conocemos como uno de los ladrones fue descubierto despues de la jerga por un diabólico padrastro.
Es decir Lowery se empeña en mostrar a sus personajes y lo hace con cariño y respeto, eso si, la tipografía, la cámara, en movimientos y sincronía, y hasta la paleta de colores es como de los años setenta cuando el genero estaba en pleno apogeo, es decir estamos ante un director conocedor pero al mismo tiempo seguro de lo que esta contando y el lenguaje propio de la cinta, uno mucho mas parecido a la clase y el porte de Robert Redford y los personajes que este encarnaba, de hecho el ritmo parece estar llevado por el mismo actor, y es asi que asistimos a una sentida despedida, dolorosa porque ya no lo veremos en pantalla, pero esplendida porque es un majestuoso adiós, uno que le rinde tributo de manera inteligente con una historia real sobre un tipo que no podía vivir en el sistema, ni siquiera disfrutar a cabalidad un hermoso amor otoñal, tenia que ser libre y ser feliz en lo que le gustaba, justo como el propio Redford que nunca pudo ser encarcelado por el sistema mainstream porque siempre encontraba como escaparse, justo como Tucker en esas 16 veces que huyo de prisión y de las que se jacta en una maravillosa escena recopilatoria donde la música y el ingenio del pillo nos ganan totalmente hasta dejarnos atónitos.
Calificación: Bastante Bien