MUDBOUND: EL COLOR DE LA GUERRA (MUDBOUND, EU, 2017)
Cinta con corte clásico que nos remite a esas cintas de antaño donde se estudiaba o se mostraba la miseria de las personas, de la sociedad, en su máxima expresión, pero esta vez metiendo el racismo como foco principal, en una sociedad que apenas y acaba de salir de los problemas y la tensión que les causo la segunda guerra mundial tenemos a dos familias intentando sobrevivir en plena miseria, los personajes se nos presentan con su propia voz en off donde conocemos su pasado, su presente, sus penurias, su felicidad, sus sueños y sus temores, asi vemos a la solterona Laura (Carey Mulligan, tan fabulosa como acostumbra) enamorarse y casarse con el practico Henry (Jason Clarke) que es un profesional exitoso pero lo cambia todo por su sueño de tener tierras, es decir revivir las glorias del pasado que perdió su racista y violento padre (Jonathan Banks, robándose la cinta).
Obviamente no le va bien y todo se complica para ellos que ahora con dos niñas y otro en camino tienen que vivir entre el lodo y con problemas en cada momento, desde la falta de dinero, las penurias del clima y alguna mujer desquiciada que camina con cuchillo en ristre, por otro lado tenemos a la familia de negros que trabajan para ellos al mismo tiempo que rentan tierras para sembrar su propio algodón y sufren mas penurias que los blancos, incluso con el destino en contra, ya sea una mula enferma que deba sacrificarse o una caída que causa una pierna quebrada, en tanto tenemos a dos personas en la guerra, un piloto que causa muerte y destrucción sin saber a quien mata, el hermano menor de Henry Jamie (Garrett Hedlund), y en el escuadrón de tanques Ronsel (Jason Mitchell) que vive una realidad diferente mientras esta fuera del pais.
Cuando ambos regresan ya no son héroes de guerra, uno es un borrachales que no tiene porque vivir y el otro un tipo que no sabe su lugar y siente remordimientos, asi mientras el padre de Ronsel le aconseja a su hijo como comportarse, razón por la que el vive con cierta tranquilidad, su madre (Mary J. Blige, bien) lo apoya pero teme lo peor, quiere que se vaya de ahi, el sur de EU de posguerra no es un buen lugar para él, y todo esto solo es la punta del iceberg, las dos madres terminaran respetándose mientras los dos ex soldados se convierten en amigos y se cuentan todo solo para que esto los lleve a enfrentarse al Ku Klux klan en una oda de violencia que solo puede terminar de una manera. La cinta es fuerte y dolorosa, demasiado larga quizá pero tiene cosas muy interesantes, la miseria en la que vive Laura y su obvia atracción por su cuñado, los sueños truncados de Henry, la lucha de la familia de color y por supuesto ese personaje antipático pero hasta cómico que termina convirtiéndose en un terrible villano tan común como cualquiera de nosotros, una exquisita manera de conocer a la directora y guionista Dee Rees.
Calificación: Bastante Bien