La segunda película de Trey Edward Shults es la primera que veo del director y resulta interesante pero con algunos errores que no dejan de molestarme, una cinta con una premisa sencilla que trata sobre temas muy importantes pero que molesta por su obvia pretenciosidad, desde el inicio con las pinturas mostrando la peste que asesta el mundo pero lo que viene detrás de ellas, una familia se ve obligada a asesinar y quemar el cuerpo de un viejo que esta enfermo con esa peste que ha aniquilado a todo el mundo, en una casa en medio de la nada viven el padre Paul (Joel Edgerton), la madre Sara (Carmen Ejogo) y el hijo Travis (Kelvin Harrison Jr.) quienes nunca salen de noche y viven aislados y desconfiados de todo el mundo, en su casa entra Will (Christopher Abbott) que les indica que tiene una familia, el desconfiado Paul decide ir a ver si es verdad con la promesa de comida y regresa con la joven Kim (Riley Keough) y el niño pequeño Andrew (Griffin Robert Faulkner).
De aquí las relaciones que se dan entre las dos familias, la desconfianza pero también el placer de la pareja adulta con hijo casi adulto a la felicidad e inocencia de un matrimonio joven y con un pequeño inocente, pero a final de cuentas la paranoia nunca se va, siempre esta ahi y algunos de ellos parecen hacer cosas extrañas pero es solo por la situacion en la que estamos, si le sumamos un adolescente dolido por la muerte de su abuelo, sugestionado y con deseos carnales para con la mujer del tipo que llego la cosa se pone mas pesada, esto lo sabemos mas que nada por los sueños/pesadillas que tiene que optan por el susto facilon de subir el sonido y brincar, lastima porque son escenas que manchan la película y que rompen la atmósfera de la misma.
Ademas lo siento pero Harrison nunca pudo transmitirme tanto como el director deseaba, y es que cuando los demas estan en escena se lo comen con facilidad y lo desaparecen, Edgerton es un ejemplo de ello pero también con Keough lo hace, de todas maneras es meritorio el ambiente y la fotografía sin usada, con colores fríos por la mañana y una opresión bien filmada por la noche, y el final no me parece tramposo, solo me indica lo contradictorio que es el personaje de Travis que es tanto verdugo como ángel sin que pareciera tomar nunca ninguna de las dos funciones, una muestra del terror que causa el miedo humano, a nosotros mismos que se ve opacado por los defectos ya mencionados.
Calificación: Competente