Primer largometraje de Isaac Ezban que intenta con ciencia ficción, un genero al que no estamos acostumbrados los mexicanos y que paso desapercibido al publico por mas que algunos churros sean anunciados por las televisoras un día y el otro también, si bien la cinta no es tan lograda como uno quisiera, quizá unos cuantos minutos de menos habrían ayudado, si logra dar en el clavo en cuanto a la sensación y a poner a pensar la mente al mismo tiempo que nos divertimos, lo que debe hacer la ciencia ficción. Unos hermanos estan metidos en problemas y apenas uno acaba de conseguir ayuda de su madre cuando un detective (Raúl Méndez) los detiene y en plena persecusion por las escaleras del edificio uno de los hermanos es baleado en la pierna, las cosas parecen calmarse pero los tipos siguen bajando pisos sin cesar, y los números se repiten, al voltear hacia arriba o abajo no se ve final en ningún punto.
Pero las cosas se ponen criticas cuando el detective Marco baja solo con la cámara siguiendo en un largo plano secuencia por todos los pisos solo para encontrarse con los dos hermanos que había dejado arriba, es decir que esta en un bucle donde las llaves caen infinitamente, para rizar el rizo el chico se esta desangrando y el hermano pierde el control, ahora acompañamos a una familia, la fuerte mujer Sandra (Nailea Norvind), el caprichudo hijo, la niñita de comercial con asma, y el entrometido Roberto (Hernán Mendoza, bien) como nuevo flamante esposo, van de viaje a la playa con el padre de los pequeños pero al escuchar la misma explosión que se escucha en la otra historia siguen por una carretera interminable en la que se repite el mismo tramo una y otra vez, sin salidas para ningún lado, un bucle que se vuelve histérico cuando la pequeña tenga un ataque y el tiempo apremie.
Treinta y cinco años despues Marco y Daniel siguen en las escaleras, sobreviviendo con los alimentos de la maquina que se duplican, asi que tenemos montañas de objetos, Daniel es un voluntarioso adulto, Marco un débil viejo, en la carretera también sucede lo mismo y es cuando la sorpresa se muestra, las dos historias convergen y dan introducción a una tercera tan desesperante y desperanzadora como estas, el final se alarga y explica demasiado, en la ciencia ficción esto no es necesario, se debe invitar a la interpretación, error de principiante del director que no lo hace mal, con un diseño de producción destacado (las montañas de objetos) y una fotografía (algunos planos secuencias, la luz en la carretera)buena que le dan realce a la obra.
Calificación: Interesante