Debut en la dirección de Anthony Lucero que demuestra un gran oficio en dirección, con guion propio que al igual que su dirección es funcional, dirán algunos convencional, quizá pero el tipo lo lleva por buen rumbo y sin que decaiga el nivel lo cual ya es todo un logro en estos tiempos, estamos ante una cinta de crecimiento personal, un melodrama femenino que no se pierde en discursos simplones o de respeto a la mujer sino de ganarse un lugar como se debe, luchando al tu por tu junto a hombres y mujeres para lograr su sueño, para lo que contara con apoyos y detractores.
Juana (Diana Elizabeth Torres, bien) sobrevive vendiendo fruta en la calle y limpiando un gimnasio, exponiéndose a los asaltos y dando calidad en un rubro donde lo que le interesa a los clientes es el precio y cantidad, su padre (Rodrigo Duarte Clark) trabaja en tienda de autoservicio y a como pueden cuidan y mantienen a la pequeña niña de Juana, pero Juana esta harta de eso y cuando se abre una vacante en un restaurante japones decide probar y se da cuenta de que el sushi le encanta y su vocación es ser chef de sushi, ayuda en lo que puede al chef Aki (Yukata Takeuchi, bien) quien deposita su fe en ella, asi Juana pasa desde lavaplatos a hacer sushi como dicta la película de superación, eso si lo hace escondida en la cocina y cuando el dueño a descubra le pondrá un alto porque las mujeres no pueden hacer sushi y menos una que no es japonesa u oriental por lo menos.
Al final Juana pide su lugar, el que merece, y no dejara que nada lo detenga, ni la terquedad de su jefe, ni los prejuicios de los restaurantes, ni las quejas de los clientes, por lo que entra en un show de televisión donde ya sabemos como terminara todo y donde sus palabras terminaran por ablandar los corazones, una persona que ama el sushi como ella y tiene tanto fervor por su vocación merece la oportunidad como sabemos y comprobamos con gusto en el final de la cinta.
Calificación: Regular