Maravilla policiaca que disfrute a mas no poder, una joya que nos regala Peter Yates y en la que somos acompañados por un impagable Steve McQueen quien es el perfecto detective implacable Frank Bullitt, la historia basada en la novela Mute Witness es buenísima manteniendo siempre nuestra atención y con giros y sorpresas que nunca se sienten forzadas sino parte de la misma investigación que avanza para descubrir que esta sucediendo, el reparto es formidable y además de ser encabezados por McQueen nos pone al lado de este a unos secundarios de antología, y las escenas de acción son formidables, las persecuciones a pie y especialmente la persecución en coche que de ya se convierte en una de las mejores (si no es la mejor) que he visto en mi corta vida, el duelo entre el Ford mustang Gt y el Dodge Charger R/T es impresionante, las vueltas, los tropezones con el transito local, los brincos que pegan debido a la particular naturaleza de las calles y colinas de San Francisco y que nos mantienen literalmente pegados al asiento por el realismo de la escena, por la habilidad de los conductores, por el sonido perfecto de los motores a tope y por un montaje casi perfecto, pero ya me emocione demasiado con la escena ya que la cinta es mucho mas que un persecución automovilística perfecta.
Al inicio somos testigos del extraño comportamiento de cierto tipo por las calles de San Francisco, esta siendo perseguido por la mafia pero esta también se comporta de extraña manera, de ahí se nos presenta al teniente Frank Bullitt (como mencione, perfecto Steve McQueen) que a pesar de su apariencia es un personaje Hawksiano, cumple con su deber sobre todas las cosas y su trabajo es su vida, por ello cuando le encargan que cuide al susodicho tipo que persigue la mafia que funcionara como testigo clave para el crecimiento de la carrera de político Chalmers aunque pareciera que no Bullitt se lo toma tan en serio como cualquier otro caso, y cuando un par de matones llegan a acribillar al futuro testigo Ross y se lleven de paso a otro policía Bullitt le dedica todo su tiempo y comienza a sospechar de la verdadera naturaleza de Chalmers que lo puso en una habitación y un lugar idóneos para que lo fusilaran y mas aun cuando el mencionado político le recrimina y lo amenaza con hundirlo por su inoperancia y que quiere sacarlo del caso.
De ahí no hay un segundo para pestañear, nosotros al igual que Bullitt sabemos que Ross le abrió la puerta a los matones y que se anunciaron como Walter Chalmers, que llegaran al hospital a terminar el trabajo lo que redunda en peleas con Walter y una persecución con el matón, la investigación que los lleva al recepcionista y al taxista (Robert Duvall como secundario de superlujo) que movió a Ross por la ciudad, al escrutinio de la prensa, la defensa de su jefe hacia el teniente, el ataque del otro jefe lambiscón, el engaño de Bullitt a Walter con medio hospital de acuerdo, la magnifica persecución en automóviles que mencione anteriormente, el descubrimiento de cierta mujer asesinada y la aparición de dos nuevos nombres que desembocan en un escenario completamente distinto para dar paso a la parte final en el aeropuerto donde de nuevo llegamos a otro climax, por supuesto esta lo que no forma parte de la historia, la delicada novia (preciosa Jacqueline Bisset) que no puede comprender el mundo de inmundicia donde vive su pareja, el apoyo del capitán (Simon Oakland) que es un hombre recto e integro, el despotismo y desinteres humano del político y la compleja psique de Bullitt que hace su trabajo perfectamente pero no por ello deja de lado sus sentimientos aunque sea frio en sus acciones y su debate interno que queda totalmente patente en la escena final. A eso le sumamos una dirección impecable de Yates, una producción excelsa, una historia inteligentísima, acción de primera categoría y una banda sonora magnifica pues no queda mas que rendirse frente a esta obra.
Calificación: Excelente