Por alguna extraña razón las cintas biograficas basadas en hombres talentosos pero débiles mental o físicamente o de personas que se equivocaron y afectaron de sobremanera la vida son mejores que las de hombres notables, fuertes y que nos deberían de servir de ejemplo, tal vez esto se debe a que uno se siente más cercano a esos hombres que tienen tantas debilidades porque nos parecen más humanos o quizá sea que en los filmes donde se cuenta la vida de un hombre extraordinario casi siempre el director y la producción lo respetan de sobremanera lo cual lleva a uno a pensar si la historia sera totalmente real o de plano uno se aburre porque la cinta es demasiado solemne, en cualquier caso esta cinta no solo se ve afectada por esto sino por muchos diversos factores.
Y de que va? La cinta comienza con la entrada de George Hogg (blando Jonathan Rhys Meyers) en China, donde los soldados japoneses están asesinando a los civiles y cuando uno piensa que la cinta puede tomar el rumbo tan de moda de la denuncia social se mueve hacia el terreno dramático y de crecimiento personal al ser llevado Hogg por su salvador Jack Chen (Chow Yun Fat) hasta una especie de orfanato formado por niños que han perdido sus padres en la guerra, aunque al principio Hogg se resiste a quedarse ahí poco a poco empezara por tomarles cariño a los niños y a sentir algo por la enfermera Lee Pearson (Rahja Mitchell), entonces Hogg comienza a enseñarles a los pequeños hasta que llega el ejercito Chino a tratar de reclutarlos por lo cual Hogg llevara a los niños por un viaje que los llevara a un lugar donde podrán ser libres.
Todo se oye muy bien pero en realidad la cinta se queda a medias tintas en todo, siempre queda a deber porque las cosas nunca terminan de despegar, la historia de amor se siente fría y vacía, el personaje de Chen simplemente esta ahí, los niños nunca tienen personalidad propia o por lo menos no se indaga mucho en ellos por lo cual nunca nos sentimos cercanos a ellos tanto es así que cuando alguno muere no sentimos nada, la aparición de Michelle Yeoh no es aprovechada, la dirección de Roger Spottiswoode aunque correcta peca de sosa, y a Jonathan Rhys Meyers no le puedo creer su personaje, y no porque actué mal sino porque parece haber nacido para papeles de patán, de casanova, de cínico, como en "Match Point" pero no de un hombre casi santo como George Hogg, a pesar de esto la cinta merece una ojeada por conocer la historia y las declaraciones de estos niños de Huang Shi pero no cabe duda que quizá un trato más documental y menos dramático le hubiera ayudado.
Calificación: 6.6 - Vale la Pena