Pedro (Ezequiel Rodríguez) y su hermano Jimi (Demián Salomon) viven en la zona rural de Argentina, en la Argentina profunda podríamos decir, en plena noche escuchan unos disparos, Pedro esta seguro, y no son de alguien cazando, por lo que deciden ir a investigar y encuentran a un desconocido, o por lo menos la mitad de el ya que ha sido cortado por un ser humano, debido a esto se dirigen a la cabaña más cercana donde descubren un "embichado", "encarnado", que no es otra que cosa que un poseído del que esta a punto de nacer la "maldad", desde que lo vemos entendemos que esta posesión es como una especie de pandemia, una enfermedad que puede transmitirse, eso se nota por el aspecto del infectado que esta hinchado, lleno de pus, llagas y pústulas, que parece emanar hedor y una sustancia entre baba y sudor que impregna todo, tiene un año enfermo y desde entonces avisaron a las autoridades, un experto en el tema ya debía haber llegado y todo indica que es el cuerpo mutilado, con todo esto los dos hermanos van con las autoridades a quienes no les podría importar menos.
Desde que los atienden les echan en cara que como saben, si acaso son expertos en el tema, que no se metan porque no les concierne y que todo lleva un protocolo y que ellos, ya lo cumplieron avisando, es decir, para Rugna el gobierno, las autoridades no sirven para nada, si acaso solo estorban, y como en este futuro ya no existe la religión como institución, solo quedan los ciudadanos de pie para enfrentarse a las adversidades, en este caso una maldad que no comprenden, temen y no tienen idea de como detener, con el "nacimiento" cerca, el dueño de las tierras, el terrateniente Ruiz (Luis Ziembrowski) decide llevarse el embichado lejos del lugar, que este tan lejos que sea problema de alguien más, no importa que los familiares rueguen porque no lo haga, solo un experto puede mover, manipular, tocar y por supuesto, asesinar a un embichado, ya que si se le mata este terminara poseído, si se le ataca con arma de fuego a la maldad solo puede esperarse lo peor, y varias reglas más que son explicadas en una canción infantil con muy mal ritmo.
A sabiendas de esto el ricachón se enterca en llevárselo, y convence a los hermanos se ayudarles, por el camino se desaparece extrañamente, y casi de inmediato comienzan a suceder cosas raras en el pueblo, es decir, la maldad ya ha comenzado a infectar el lugar, quizá porque así debía ser, quizá por la imprudencia de tres cobardes, así que las cabras retan a sus dueños, no escatiman los hachazos en las caras, las sombras demoniacas comienzan a aparecer, los ataques se suceden por todos lados, y Pedro llega a recoger a sus hijos con su rencorosa mujer (Virginia Garófalo) con marido nuevo que no le cree nada, pero justo aquí es cuando todo se sale de madres, si para este momento Rugna había demostrado un control innato de la imagen, de los encuadres, como jugar con lo que quiere y no mostrar, un ritmo trepidante y un montaje soberbio que esta muy apoyado por una escalofriante banda sonora, es aquí cuando eleva la apuesta, en lo gore, en lo sangriento, lo violento, lo escatológico, lo asqueante, así que nos prepara para el ataque de un perro que aunque se nos va anunciando no lo creemos hasta que lo vemos.
Y la corretisa por el pueblo, y un atropellamiento salvaje, y una locura sin frenesí que nos deja descansar un poco para luego de nuevo acelerar en ese final donde el demonio se pierde en una cabeza autista, una madre nos regala un plano horripilante en carretera, unos niños causan malestar solo de verlos porque "a la maldad le gustan los niños y los niños gustan de la maldad", y ese final en tres frentes que nos entrega lo peor posible en cada uno de ellos, queda claro que Rugna no escatima en imágenes, ni teme la censura, rompe paradigmas de las cintas de terror y deja imágenes horribles en nuestra mente, pero también queda claro que el director no sostiene el ritmo de manera efectiva, tiene muchos altibajos, y el guion - aunque celebro que se explique lo mínimo - a veces parece romper las reglas que puso, quien sabe, supongo que a Rugna no le interesa ser tan ordenado, solo se interesa por causar impacto y terror, y bueno, algo parecido sucede con su chamuco, y justo así es como imagino que actuaria la maldad, de forma grotesca y desordenada, total, puede hacer lo que le pegue la gana, ¿para que seguir reglas?
Calificación: Muy Bien
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