SIN AMOR (LOVELESS (NELYUBOV), RUSIA-FRANCIA-ALEMANIA-BÉLGICA, 2017)
Al inicio de la cinta el director Andrey Zvyagintsev nos regala unas magnificas postales de los bosques rusos, fríos e inclementes como preámbulo y anuncio para lo que nos depara en las siguientes dos horas, una cinta fría e inclemente que funciona perfectamente como simbolismo de el rompimiento de la familia, la sociedad y las instituciones en esta indiferente modernidad que se regodea tanto con la crueldad, ademas también funciona como lectura del abandono de la madre Rusia a sus hijos, algo que puede ser extrapolado a cualquier país en esta desgracia realidad que sufrimos día a día, pero por supuesto, como todo autor que se respete el director y guionista nos muestra esto mostrando en pantalla algo mas, en este caso una familia quebrada que nos exaspera tanto como enoja pero que al mismo tiempo resulta difícil no ver a esos ojetes en nuestra vida diaria, es decir los vemos y sabemos que conocemos a alguien asi o que incluso comparten rasgos con nosotros, eso quizá es lo mas doloroso de todo.
Unos niños salen velozmente de la escuela y se dirigen a la casa lo mas rápido que pueden, no es el caso de Alyosha (Matvei Novikov) que se toma su tiempo y se pierde por el bosque jugando en los arboles, y apenas llega a casa entendemos todo, el niño tiene que soportar a su autoritaria madre Zhenya (Maryana Spivak, majestuosamente despreciable) que no duda en tratarlo mal, que le grita por todo y que aprovecha la visita de posibles compradores para humillarlo lo mas posible, lo que es peor, cuando llega el padre Boris (Aleksey Rozin, dolorosamente ojete en el buen sentido de la palabra) todo empeora, estan en pleno divorcio vendiendo la casa que apenas habitan y se pelen por todo, sin necesidad de que haya una excusa, alcohol o un detalle de por medio, estas personas se odian a mas no poder, y usan al pequeño como una forma mas de pelearse, pero no por ver quien se queda con él, brincos diera el chamaco, sino porque ninguno quiere quedárselo, ambos quieren comenzar una nueva vida y su hijo es un estorbo con el que no estan dispuestos a lidiar.
El pequeño escucha todo a escondidas, detrás de una puerta, y nosotros somos testigos de su doloroso gesto mientras sentimos la impotencia de no poder hacer anda ante este par de ojetes que representan a la familia moderna, a esta actualidad donde la libertad, el éxito y el placer personal son lo mas importante, no importa sobre quien se tenga que pasar para lograrlo y al parecer un hijo también es desechable, asi en esta primera mitad de la cinta conocemos a este par de idiotas mientras su hijo sufre en silencio, apenas come y es incapaz de contener las lagrimas porque se sabe un bulto, una carga para sus padres que no lo quieren, para los que solo es un estorbo del que no saben como deshacerse, no lo quieren ellos, ni su abuela, tampoco sus nuevas parejas, quizá el servicio social para regodearse.
Hablando de sus parejas los conocemos también aquí, Boris ya embarazo a una joven (Marina Vasilyeva) y casi vive a tiempo completo con ella, mientras Zhenya pasa sus tardes y noches con un acaudalado señor mayor (Andris Keiss) que tiene un estatus económico mucho mas alto que el de su marido, ya mencione a los monstruos que son ambos padres pero sus parejas son igual de deshumanizados, ninguno hace ni se interesa por el niño, por el contrario se aferran a esos nuevos placeres sexuales y económicos siempre pendientes de que la sociedad no se den cuenta del asco que en realidad son.
Ya sea el escondiendo su divorcio a la empresa donde trabaja, ya sea ella como mujer empoderada hablando pestes de su marido mientras eleva a su nueva pareja y deseando que su antiguo amante caiga en desgracia en ese arrabal verbal que resulta ser la clínica de belleza donde labora, en esta primera hora somos testigo del desmoronamiento de la sociedad, de la perdida de valores, la caída en desgracia de los humanos, la moral irrecuperable y la indiferencia al amor, porque ninguna de las personas tiene o muestra algo de amor en ningún momento, el director durante toda la cinta nos muestra personajes incapaces de amar o de sentir algo hacia el prójimo, esto queda mas latente cuando vemos la verdadera naturaleza de la relación con sus nuevas parejas. Esta es la primera y desesperante primera parte pero en la segunda parte de la cinta Zhenya se da cuenta ¡dos días despues! que su hijo a desaparecido y empieza a preocuparse un poco, le informa a Boris que tampoco se lo toma tan a pecho, ambos parecen mas preocupados por como los vera la sociedad.
En esta segunda hora vemos como el director con carácter e inteligencia rompe a todas las instituciones, ya sea los padres que prefieren el trabajo o amante a la búsqueda de su hijo, ya sea la policía que lo toma a poco y le dice a la madre que ya volverá solo, y que tiene el atrevimiento de indignarse porque la madre le pide mas apoyo, despues de todo son burócratas y otro habría sido mas grosero, el gobierno que no tiene mayor interés en esto, no cuando esta peleando una guerra, y los profesores que ven esto como un incidente sin preocuparse por el humano o lo que puede haber detrás, y no solo eso, vemos como las parejas de los padres en lugar de apoyarlos y preocuparse solo son un estorbo tan egoístas que les exigen tiempo, ya sea la joven cuando Boris por fin se interesa, o el millonario que exige cama un día si y otro también y no duda en apagar la alarma con tal de tener mas tiempo a su joven conquista.
Vamos que solo esa institución civil formada por voluntarios que regalan su tiempo y esfuerzo buscando personas perdidas solo porque es lo correcto es lo que se salva en la cinta, profesionales que no ceden ante nada liderados por el inquebrantable Ivan (estoico Alexey Fateev), que no flaquean ante la adversidad, ante el desinterés de los padres, que no se distraen con mujeres preciosas y borrachas que se avientan a sus brazos, que madrugan en niebla y nieve con la esperanza de salvar una vida, la única manera que tiene Zvyagintsev de decirnos que puede haber esperanza en la humanidad y que solo nosotros mismos como sociedad podemos cambiar el mundo. Pero no creamos que por esto la cinta destila un halo de optimismo, al contrario, el pesimismo de Zvyagintsev es tal que no queda de otro que formar parte de su grupo, del que ve el mundo con pesimismo o mas bien con realismo.
Un mundo donde las pesquisas no van a ningún lado, donde el tiempo avanza cruelmente, donde el invierto cae despiadadamente, donde la madre esta mas preocupada por ver sus nuevas notificaciones en redes sociales y pasar una noche de pasión que por buscar a su hijo, con un padre que se empieza a preocupar demasiado tarde y con escenas de antología unas tras otras, nada esta de mas, no hay nada que no este pensado como una pieza de relojería, ya sean los planos fijos, los sutiles cambios de cámara, los pequeños movimientos, esa bolsa que vuela por el piso y obliga a repetir la escena cientos de veces, porque al final sabemos que el deseo de los padres se esta concediendo y que a diferencia de una mirada chantajista en el que sus padres de reconcilian aquí la realidad golpea como mazo, cada vez que la pareja se encuentra se desgarran, se pelean, se insultan, se abandonan, se reclaman, porque el odio no tiene final, a final de cuentas descubrimos que en realidad nunca se han amado, y ¿pueden amar un niño que es fruto de una persona que no aman? su relación se fijo por conveniencia, justo como las actuales, y es un patrón que repiten ambos, y no solo ellos, sus parejas también, ya se la chica joven que intenta escapar de su rapaz madre o el maduro ricachon que cubre la falta de su hija en el extranjero con una mujer idéntica a ella en la cama, noción por demas enfermiza.
Una magnifica cinta que estéticamente es perfecta, con clase, pulcra, exacta, con una fotografía hermosa y una banda sonora majestuosa que solo pone el dedo en la llaga de nuestra realidad cotidiana, porque al paso que vamos todos seremos como Zhenya y Boris, y lo mas terrible es que justo eso es lo que aplaude la sociedad, la búsqueda egoísta del placer y el regodeo, mostrado aquí con maestría por un director talentosisimo que igual nos regala escenas tan increíbles como la conversación con la policía, las gélidas escenas sexuales, la búsqueda por el bosque, esa misántropa escena en casa de la madre de Zhenya (esplendida Natalya Potapova) donde entendemos mas nunca comprendemos la forma de ser su hija y por supuesto esa fascinante y truculenta escena de la morgue donde todo se sale de madre en un éxtasis de sin sentido y dolor que nosotros solo podemos admirar con una mueca ante lo absurdo de todo este thriller de suspenso que nos regala un final que deja claro que no existe el amor en la cinta y que por el contrario el odio, el desamor y el rencor se expanden a todas las personas con quienes tienen contacto los protagonistas como muestra de la inagotable mezquindad humana.
Calificación: Excelente
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