El documental de Lindsey Cordero y Armando Croda pone todos los huevos en una sola canasta, esto es el carisma que tiene como persona/personaje el pintoresco Felipe Hernández que viajo al "otro lado", es decir a EU, para poder sostener a su familia, pero después de 17 años en Brooklyn recogiendo cacharros para venderlos a recicladoras el tipo esta harto y quiere regresar a su México lindo y querido, escapando de la inclemente nieve, el problema es que cuando avisa a su familia esta no lo quiere de regreso porque están en bancarrota, malas inversiones de los hijos, deudas problemas financieros lo abruman y si regresa no podrán salir de ellos, es así que el "pobre" tipo se ve obligado a quedarse aunque se queje mil veces frente a la cámara.
Con esta premisa pareciera que veremos una de esas cintas victimizantes pero los directores lo evitan ágilmente presentando al verdadero Felipe, ya que si bien es cierto tiene que quedarse sin querer allá, y extraña mucho su casa, también es cierto que el tipo es un pintoresco pillo que coquetea con toda la que se tope, tiene mujer allá, vive divirtiéndose, se mete a cantinas un día si y el otro también, y canta mariachi como una curiosidad para todos los demás que no se miden con las propinas, es decir, entendemos que Felipe quiere regresar a México, pero también es obvio que no le incomoda tanto como dice el vivir en libertad total ahí, si acaso su mayor miedo es que su hijo mas pequeño no lo reconozca como padre, algo que es lo único que se nota que en realidad le molesta en esas conversaciones telefónicas y en sus confesiones con la cámara.
Por lo demás la cinta es humilde, nunca intenta algo diferente o interesante, pero tiene como virtud su corta duración, en la que apenas nos da tiempo a cansarnos de Felipe cuando termina, en conclusión es una mirada casi sin chantaje, sin tintes políticos, mas intima y humana de los miles de mexicanos que llegan a EU a trabajar por necesidad y hasta por gusto, solo por eso la cinta ya merece la revisión, eso y ese cantante de mariachi que recoge latas y botellas con el sombrero puesto, que actúa frente a cámara, tiene una rutina diaria donde visita a otros migrantes por el cafecito, hace tratos con chinos, canta a gringos y se encama con alguna migrante necesitada de amor para después prepararse tortas con torcidos.
Calificación: Palomera