CONFESSIONS (KOKUHAKU, JAPÓN, 2010)
Una maestra esta hablando tranquilamente mientras todos sus alumnos hacen algarabía; se pasan notas, se gritan hacen bromas. De pronto suelta que es su ultimo día como su maestra, que se retira y ya no la verán, entonces los chicos prestan atención, unos celebran, otros no estan de acuerdo con la decisión, pero apenas les da tiempo de reaccionar cuando la maestra Yuko Moriguchi (Takako Matsu) les suelta todos saben que es madre soltera y que su hija murió hace poco en un accidente, ademas la pequeña era de un talentoso maestro que sufría sida y que murió, la persona que ella amaba, un maestro que admiraba y que termino teniendo una relación con el, ahora su hija, lo unico que quedada de su amado había muerto, la pequeña había librado el sida que tenia su amado y que termino con su vida pero no esquivo el destino que se la llevo en un accidente.
Pero no fue un accidente les suelta de pronto, fue un asesinato causado por dos alumnos, a uno le llama sujeto "A" y al otro sujeto "B" mientras cuenta como sucedió todo, como un invento causo la muerte y como se intento pasar por accidente, a ella se le hizo raro pero no necesito mucho ya que el culpable fue y se confeso con ella, pero no con arrepentimiento sino con sorna, y como sabe que las autoridades no harían nada debido a la edad decidió tomar justicia por mano propia, infecto las leches que estan tomando los culpables con sida de la misma sangre de su ex marido, justicia poética, pero esta increíble escena con toda la mala leche, las vueltas de tuerca, la incorrección política y el estilizamiento de la puesta en escena es solo el inicio de este tour de force que nos tiene reservado el director Tetsuya Nakashima basado en la novela de Honya Taisho.
Lo que acabamos de ver es la obscura confesión de la maestra, y si algunos pueden enojarse de forma inmediata al decir que el sida no se transmite asi pues eso queda claro con la siguiente parte de la cinta, donde el pequeño genio Shuya (Yukito Nishii) sale corriendo no por temor sino por las carcajadas que le causa su ridicula venganza, no es lo mismo con el tímido Naoki (Kaoru Fujiwara) quien cree que se enfermo, pero lo que no entienden ambos es que la venganza de Yuko apenas va comenzando, a pesar de todo los chicos sufren abuso y burlas de sus compañeros, y asi pasan el dia a dia en la escuela, Shuya soportando y Naoki encerrado en su casa, los dos representan maternidades erróneas, por un lado la madre de Shuya que odio embarazarse y tenerlo, no lo atendía y parecía odiarlo hasta que lo abandono y lo olvido y por el otro la madre de Naoki que lo sobreprotege y le hace daño al hacerlo dependiente e inocente al mundo exterior.
Las confesiones de Shuya nos explica todo de el, al igual que la de Naoki, con un optimista maestro intentando salvarlo, y despues viene el turno de confesarse de Mizuki Kitahara (Ai Hashimoto), la linda adolescente líder del grupo que no entra en el juego del bullying y que extraña a la maestra, ella intenta curar los corazones de todo, por supuesto hasta que llegamos al final donde todo converge y nos damos cuenta de que no todo es lo que parece, todas las personas terminan siendo villanos y mereciendo un castigo, los buenos resultan ser malos con piel de oveja, los estúpidos irascibles y los malos mas malos de lo que pareciera en un inicio, y todo esto en una muestra con simbolismos, colores grises y azulados donde los colores sobresalen, donde una pompa de jabón simboliza una perdida, donde se da la mano con amor ante la violencia, es cierto que quizá el director abusa un poco de la cámara lenta pero logra imágenes hermosas que ademas tienen que ver con lo que sucede en pantalla, sumado a una banda sonora hermosa y muy adecuada a la que se suma un soundtrack liderado por radiohead.
Ademas fiel a ese pensamiento oriental la cinta nos muestra los problemas de la sociedad, de las personas y el lado obscuro del ser humano, una madre que quiere venganza a como de lugar y lo hace de forma pensada, fría y paciente, regalándonos un final de antología que nos deja la piel chinita. El director se arriesga en su estilo, quizá pesado pero arriesgado y que ademas funciona en mi humilde opinión, en tanto que el guion es una historia con un mensaje muy adecuado aunque políticamente incorrecto, es decir los crímenes que realizan los menores de edad y que nunca son castigados, los chicos lo saben y se aprovechan de ello, y ante esto nos dicen que tomemos la justicia por mano propia, destrozando la mente en el proceso porque a final de cuentas ¿no es obligación de un maestro reprender a un estudiante para apartarlo del mal camino?
Calificación: Bastante Bien