EL PATRÓN: RADIOGRAFÍA DE UN CRIMEN (IDEM, ARGENTINA, 2014)
El primer largometraje de ficcion de Sebastian Schindel es todo un logro, basado en un caso real y con guion del propio director la pelicula siempre nos mantiene atentos a todo a pesar de que desde el inicio se revela la trama de la cinta, incluso desde el mismo titulo, pero lo interesante no esta en el suceso sino en las circunstancias para que esto se lleve a cabo, no se trata de debatir si el pobre tipo es responsable del asesinato sino de porque lo llevo a cabo y de quien es la responsabilidad de que esto haya sucedido, contada en dos tiempo diferentes, se nos muestra en el presente al habilidoso abogado Di Giovanni (Guillermo Pfenning) quien quiere que la secretaria de juzgado (Andrea Garrote) le ayude a agilizar un trato de extradición, y esta a cambio le pide que defienda a un pobre diablo que asesino a plena luz del dia ya que ni a su abogado le interesa, menos al sistema, incluso el pobre tipo pide la pena de muerte para el.
Al mismo tiempo alternamos con eventos del pasado, lo que sucedio para desencadenar ese suceso, Hermogenes (Joaquin Furriel, totalmente irreconocible) llega a la ciudad y trabaja en una carniceria en la que rapidamente le encargan un punto de venta, pero el problema es que el patron Latuada (Luis Ziembrowski) es un mafioso que tiene a Hermogenes en una esclavitud moderna, no le habla al tipo por su nombre, le paga lo que desea (el tipo nunca sabe cual era su sueldo), su mujer trabaja de chacha sin paga, le obliga a vender carne mala, lo subaja frente a los clientes, lo tiene viviendo en un chiquero y como buen patron moderno le cobra lo que no vende y también un kilo diario se lo coma o no ¿porque no?
Al final el pobre tipo con mujer embarazada que no puede vivir con el, obligado a vender carne engusanada, extorsionado y fraudiado no puede mas y explota en un arranque que el considera cosa del destino, increíblemente esta escena es poderosa, se siente natural, desesperante, violenta, dura y al mismo tiempo deseada, vamos que ya sabíamos que pasaría pero la manera en la que el director logra ponerla en escena es tan natural que se siente real, la parte presente de la cinta es menos fuerte, nunca se entiende completamente porque el abogado se obsesiona con el caso aunque entendemos que Hermogenes es un caso interesante, un indígena analfabeta del que se aprovechan en pleno siglo veintiuno y en la capital, por fortuna la escena del juicio es buena y la despedida en la estación todavía mas, vamos que a Hermogenes no le queda mas que esta victoria agridulce pero lo que si es agrio es que obviamente esto ocurre todos los días en todas partes del mundo, vaya mensaje de Schindel.
Calificación: Bastante Bien
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