¿Cuál será el recíproco perfecto de “feminista”? “Misógino” no es exacto. ¿Se valdrá “masculinista”? (Recuerdo un chiste de Gutierre Tibón: las mujeres que usan jeans apretados se ven más-culinas.)
En fin, ya puestos en plan de fregar, un masculinista podría rechazar que “la gente” sea un término femenino, siendo que abarca a ambos géneros y por lo tanto resulta discriminatorio. Una solución drástica sería adoptar como único género el tercero (neutro, común, ambiguo o epiceno). Así podríamos decir, por ejemplo, “lo gente” y todos contentos. Bueno, no todos. Seguramente alguien saltaría por ahí, molesto porque “lo” es para cosas ¡¡¡y las personas no somos cosas!!!
El problema es que esta ruta de meticulosidades no tiene fin, por la sencilla razón de que la susceptibilidad humana es infinita. Por eso hoy en EU tienes que andarte con sumo cuidado cuando hablas, no sólo de géneros, sino de razas, religiones, preferencias sexuales, tallas, oficios… y síguele.
A lo mejor esa puntillosidad nos conduce a un mundo más respetuoso y tolerante. Puede ser. Pero entonces tenemos que reformar un idioma generado por una realidad clasista, sexista y demás istas.
En fin, ya puestos en plan de fregar, un masculinista podría rechazar que “la gente” sea un término femenino, siendo que abarca a ambos géneros y por lo tanto resulta discriminatorio. Una solución drástica sería adoptar como único género el tercero (neutro, común, ambiguo o epiceno). Así podríamos decir, por ejemplo, “lo gente” y todos contentos. Bueno, no todos. Seguramente alguien saltaría por ahí, molesto porque “lo” es para cosas ¡¡¡y las personas no somos cosas!!!
El problema es que esta ruta de meticulosidades no tiene fin, por la sencilla razón de que la susceptibilidad humana es infinita. Por eso hoy en EU tienes que andarte con sumo cuidado cuando hablas, no sólo de géneros, sino de razas, religiones, preferencias sexuales, tallas, oficios… y síguele.
A lo mejor esa puntillosidad nos conduce a un mundo más respetuoso y tolerante. Puede ser. Pero entonces tenemos que reformar un idioma generado por una realidad clasista, sexista y demás istas.
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