Segunda cinta de Lubitsch que es mucho mas corta que su opera prima y también menos ambiciosa, siendo una obra totalmente teatral donde todo depende de la comedia física del director/protagonista y de la fuerza actoral de Lanchen Voss como la suegra que levantan un poco la cinta que fuera de ellos dos y la belleza de Louise Schenrin que aparece como esposa del protagonista no ofrece mucho, la historia es sencilla pero quizá peca demasiado de ello, aunque se entiende que cuando el cine estaba en pañales una historia asi no era tan cliché como ahora y después de todo esta bien desarrollada.
El marido parrandero y juguetón se amanece y la vive de juerga y su esposa soporta tranquilamente todo esto, atención a que a diferencia de ahora las desveladas eran por juegos de ajedrez algo increíblemente inaudito, pero su entrometida suegra le juega una mala pasada dejándolo fuera y poniendo en contra a su mujer que termina exigiéndole el divorcio por lo que este decide hacerse pasar por muerto y vivir una vida de fiesta en fiesta mientras la suegra busca nuevo marido para la viuda, pero el la comienza extrañar y añora a su mujer por lo que decide hacerse pasar por mayordomo para estar cerca de ella y cuidar que nadie se la gane.
El segundo acto (ya apunte que es una obra teatral tanto en planteamiento como en ejecución, las tomas fijas, escenarios únicos sin movimientos) es un chiste tras otro, Lubitsch engañando a todos con una simple peluca, todas las chachas detrás de el, la criada tras sus huesitos al igual que su suegra razón por la cual seguro lo contrato y el tercero pues es el clímax con el marido haciéndole la vida de cuadritos a su contrincante, aprovechándose levemente de su mujer y destapándose para espanto de su suegra, una cinta interesante de los comienzos del director y un paso mas hacia convertirse en un maestro.
Calificación: Palomera
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