La cinta comienza con un magnifico plano secuencia que nos muestra como los inquilinos de un edificio de departamentos tienen que salir apresuradamente a mitad de la noche porque los trabajos que estan haciendo a un lado estan tumbando el edificio, Emad (Shahab Hosseini, muy bien) se regresa y deja sola a su mujer Rana (Taraneh Alidoosti, bastante bien) para ayudar a una persona que no puede valerse por si misma y al final la cámara toma a las excavadoras y el cristal se va cuarteando, desde aquí el director nos explica el tema de la cinta donde el marido Emad intenta ser un ciudadano ejemplar por encima de la relación con su esposa que desde entonces empieza a mostrar unas grietas que ya nunca podrán repararse y que inevitablemente quebraran la relación. Estos dos actores estan representando una obra basada en el libro "La Muerte de un Vendedor" de Arthur Miller que juega como representación de la propia vida que estan viviendo los protagonistas donde el protagonista es humillado de manera cada vez mas insistente y se vuelve mas patético.
El director Asghar Farhadi escribe un guion muy inteligente que logra tocar nuestras fibras mas sensibles con apenas diálogos, pocas palabras pero precisas y dolorosas, con un reparto que con miradas y gestos trasmiten todo lo necesario, con apenas aspavientos para mostrar como se va desmoronando el matrimonio de una pareja aparentemente estable que con un empujón saca lo peor de cada uno y donde la sociedad juega un papel muy importante. La pareja busca alojamiento y para fortuna (o quizá no) un amigo les consigue rápidamente un departamento pero al llegar las cosas de la inquilina siguen ahi y tampoco va por ellas, de forma inmediata se enteran que la persona que vivía ahi no era del agrado de los vecinos por su trabajo, una noche cuando Emad se queda en el teatro alguien toca el timbre, Rana da por hecho que se trata de su esposo y lo deja pasar y hasta deja la puerta entreabierta, en la siguiente escena Emad encuentra sangre en las escaleras, la puerta abierta y mas sangre, en el hospital su esposa esta siendo atendida de un golpe en la cabeza.
A la mañana siguiente los dos toman posturas diferentes frente al ataque, Rana no quiere hablar de ello ni que acudan a la policía, quiere olvidarle, en tanto que Emad quiere justicia y retribución, el tipo acepta los deseos de su mujer pero esta lo aleja cada vez mas y no olvida el trauma, en tanto los vecinos y compañeros de trabajo hacen comentarios insidiosos sobre la justicia y la venganza que deberían de tomar o que incluso ellos tomarían si pudieran, la hombría de Emad queda en entredicho y el tipo se obliga a buscar al tipo que se aprovecho y golpeo a su mujer, usando la camionera olvidada, escuchando los mensajes que llegan de los clientes, descubriendo que sus amigos y compañeros tienen otra vida no tan honorable, y perdiendo la calma poco a poco, algo que queda patente mostrando su forma de ser como maestro, Emad es humillado (como su personaje en la obra) cada vez mas por su mujer, por sus vecinos, por sus amigos y con ello su patetismo es mas evidente, uno que podrá regresarse cuando descubra quien es el culpable aunque ello lo haga quedar en un dilema moral al igual que nosotros en un teatralizado final que funciona para mostrarnos la mezquindad y la debilidad humana.
Calificación: Interesante
A la mañana siguiente los dos toman posturas diferentes frente al ataque, Rana no quiere hablar de ello ni que acudan a la policía, quiere olvidarle, en tanto que Emad quiere justicia y retribución, el tipo acepta los deseos de su mujer pero esta lo aleja cada vez mas y no olvida el trauma, en tanto los vecinos y compañeros de trabajo hacen comentarios insidiosos sobre la justicia y la venganza que deberían de tomar o que incluso ellos tomarían si pudieran, la hombría de Emad queda en entredicho y el tipo se obliga a buscar al tipo que se aprovecho y golpeo a su mujer, usando la camionera olvidada, escuchando los mensajes que llegan de los clientes, descubriendo que sus amigos y compañeros tienen otra vida no tan honorable, y perdiendo la calma poco a poco, algo que queda patente mostrando su forma de ser como maestro, Emad es humillado (como su personaje en la obra) cada vez mas por su mujer, por sus vecinos, por sus amigos y con ello su patetismo es mas evidente, uno que podrá regresarse cuando descubra quien es el culpable aunque ello lo haga quedar en un dilema moral al igual que nosotros en un teatralizado final que funciona para mostrarnos la mezquindad y la debilidad humana.
Calificación: Interesante