El inconfundible estilo de Anderson vuelve a enmarcar otra de sus historias, pero aunque el tipo sigue manejando de manera formidable el mismo, la perfecta simetría, la consabida manía enfermiza de los detalles, los decorados minimalistas pero preciosistas, el juego teatral con todo y utileros que aquí hasta muestran artículos a la pantalla, y como en el mediometraje anterior, un narrador (Rupert Friend, bien) que nos relata los sucesos cual si estuviera leyendo las paginas del gales Roald Dahl (Ralph Fiennes teniendo el mejor y más poderoso momento del cortometraje), incluso aqui el narrador hace las voces distintas con acentos, pero debo confesar que aunque admiro el estilo de Anderson esta historia merecía y necesitaba ser contada de forma distinta, con un diseño de producción más feo y realista, y una narración convencional, esto debido al estilo del relato.
Y es que, la historia de dos abusones que aprovechan el rifle que uno recibe de regalo de cumpleaños para capturar, insultar, torturar y jugar al asesinato con el enclenque pero inteligente Peter Watson (Asa Jennings) pierde fuerza al no mostrar a los villanos, ni las situaciones, y porque los decorados son demasiado impolutos y esto nos evade del relato, de la misma manera que el narrador siempre presente nos distrae de lo que debemos de sentir, lo mismo sucede con los múltiples utileros, así que a pesar del stop motion y los decorados la historia no pega con tanta fuerza como debería, ni en el tensionante amarre en las vías del tren, ni en la terroríficas platicas de los abusivos, ni en el encabronante ataque al cisne del titulo, ni tampoco en el horrorizante final que demuestra que el ser humano puede ser malo, porque si, sin razón alguna, sin que excusa ni pretexto medie en ello.
Justo por el mensaje de Dahl, por la fuerza de su relato es que el cortometraje sale avante, porque como dice Dahl "Algunas personas, cuando han aguantado más de lo que pueden soportar, se desmoronan, se derrumban y se rinden. Hay otras, aunque no muchas, que por alguna razón siempre serán invencibles. Uno las conoce en época de guerra y también en época de paz. Tienen un espíritu indomable, y nada, ni el dolor, ni la tortura, ni la amenaza de la muerte, los hará rendirse." Jamas alguien debería pasar lo que vivió Peter Watson, pero si se tuviera que vivir, seria esplendido soportarlo con fortaleza, inteligencia, valor, orgullo y fe, sin quebrarse, soportando, sin que nuestra ética ni moral flaquee, aunque ello signifique dar un ultimo vuelo, que mejor manera que como un bello cisne.
Calificación: Bien