El guardia Richard (un notable Oscar Isaac) solicita una posibilidad de ascenso y termina en la habitación del titulo, ahí su trabajo repetitivo y aburrido es cambiado por uno tedioso y repetitivo, debe leer todas las cartas que salen y entran en prisión para descubrir y detener cualquier situación peligrosa, en lugar de encontrar algún peligro o intriga el tipo se da cuenta de las situaciones personales que viven los presos con sus seres queridos de afuera, el como se sienten, y en especifico se obsesiona con uno que intenta recuperar a como de lugar el amor de su hija como padre ausente, es así que Richard sigue la historia con atención, con emoción, con intriga, con drama y esperanzado de un final feliz, tomándose el asunto a pecho e intentando meter cuchara en el asunto.
La historia tiene algo de voyerismo, solo que aquí por medios escritos, y sigue resultando tan gratificante como cuando Hitchcock no los echaba en cara, sumémosle el soundtrack latino haciendo juego con la maquina de escribir, buenas actuaciones de un elenco corto; Alia Shawkat y John Douglas Thompson no desentonan nada, una dirección sutil que deja brillar la historia y las interpretaciones, y una premisa valiente en su conclusión por parte de la directora y guionista que pone sobre la mesa algo que no nuevo ni novedoso, pero siempre interesante, vivir una mentira como medio para ser feliz, es inevitable que uno termine derrotado por este solitario guardia profesional pero con corazón de pollo.
Calificación: Muy Bien