En cierto momento clave de la adaptación a la pantalla grande de la obra de teatro del mismo nombre, el líder activista Malcolm X (Kingsley Ben-Adir) le reclama enfurecido a Sam Cooke (Leslie Odom Jr.) que no aprovecha su fama, su poder de arrastre y convencimiento sobre los demás, para darle poder a la voz negra, y para rematarlo le pone a escuchar "Blowin' in the Wind" de Bob Dylan, Cooke lejos de amedrentarse le responde de manera acida y certera, el esta peleando de diferente manera, y la libertad de los negros la concibe de una manera diferente, este encuentro describe a la perfección la cinta, que va de cuatro hombres que a la postre son leyendas y como, de comenzar celebrando al joven campeón mundial de boxeo Cassius Clay (Eli Goree, bastante bien) terminan en discusiones, peleas, improperios, pactos y tolerancia/intolerancia de sus pensamientos y actos.
King dirige de forma limpia y pulcra, sin aspavientos de ningún tipo, y aunque la cinta logra escapar de parecer teatro firmado lo cierto es que tampoco logra un lenguaje cinematográfico que la convierta en mucho más, por fortuna para los espectadores lo mas importante de la película es el guion escrito por Kemp Powers que mas que retratar un hecho histórico verídico, el que quiera encontrar clases de historia en el cine esta mas que perdido, aprovecha para usar estos cuatro nombres en un debate donde se exponen diferentes formas de ver y sentir la lucha racial, y que sirve tanto como en ese lejano 1964 como en la actualidad con todo el desmane que vemos por aquí y por allá. A los tres mencionados se une Aldis Hodge como el deportista y actor Jim Brown, que sirve como punto neutro de los extremos que muestran Malcolm y Cooke.
Lo que vemos es una platica que después pasa a debate y luego a gritos pelados para imponerse, donde se nos son presentadas varias argumentaciones e ideas, donde cobran fuerza las dos que muestran los puntos mas opuestos, por un lado el fanatismo extremo de Malcolm X, por otro la guerra hipócrita de Cooke, en tanto Brown para a ser el punto mas político y tibio del asunto, justo como la mayoría de los espectadores supongo, todo esto tiene como fin convencer a Cassius de que su opción es la mejor, siendo este el boxeador mas popular e ídolo del pueblo, lo que el tipo decida hacer sera seguido en masa, por ello Malcolm hace hasta lo imposible por convencerlo de formar parte de esa nueva secta musulmana, mientras los demás ven los pensamientos del líder de derechos negros hasta como algo peligroso, justo esto es lo mejor de la cinta, que mas allá de cierto respeto e idolatría hacia esas figuras históricas tampoco le tiembla la mano para mostrar los muchos defectos de ellos, tanto es así que Malcolm termina siendo mostrado como un racista extremista que solo piensa en él (pide la destrucción de los blancos, abusa de secretarias y niños), ya solo por esa valentía merece revisarse, si ademas esta llena de diálogos inteligentes y ácidos no queda mas que recomendarla.
Calificación: Bien