BELLAS DE NOCHE (ÍDEM, MÉXICO, 2016)
Suena "Luces de Nueva York" de la Sonora Santanera mientras se nos presentan a Lyn May, Olga Breeskin, Rossy Mendoza, Princesa Yamal y Wanda Seux, como si fuera un programa de variedades, es decir con vitalidad y alegría, no con morbo o vergüenza, y es que las cinco protagonistas ven su oficio como uno tan decente y profesional como cualquiera, y uno no podría estar mas de acuerdo, despues de todo estas señoras bailan, cantan, actúan y tocan instrumentos, es decir son versátiles y pueden ofrecer un show espectacular en todo momento, es cierto que su cuerpo es parte fundamental de esto, su físico impresionante es parte del paquete, pero también del encanto, y ellas en ningún momento reniegan de su sensualidad y el cuerpo, ¿como podría hacerlo uno? por mas que en esta epoca se vea como una etapa oscura de México que debe ocultarse lo cierto es que forma parte de nuestra cultura, durante tanto tiempo y con tanto éxito que no puede borrarse, y en esas entrevistas de archivo se nota que antes no eran aborrecidas sino que se les admirada y respetaba, y esto mismo es lo que siente la directora debutante María José Cuevas.
La directora en ningún momento cae en la condescendencia o la lastima, mucho menos en el morbo o el voyeurismo, por el contrario se nota una cercanía por parte de la cineasta que solo puede ser comprendida despues de leer que dedico muchos años a estar con ellas, y debo añadir que no traiciono su confianza, primero vemos un resumen de la carrera de cada una de ellas, de esa epoca en la que se encontraban en "los cuernos de la luna" como dice una de ellas, eran populares, queridas e idolatradas, a tal grado que recibían regalos y propuestas en todo momento, las invitaban a programas de televisión y las entrevistas eran cotizadas, a partir de ahí vienen las confesiones que no ocultan nada, que la droga y el alcohol aparecían solos en los camerinos, que los demas les decían que una artista tenia que drogarse, y como se aprovecharon todos de ellas, televisoras, agentes, productores, pero nunca ha modo de queja o amargura, una simple muestra de que eran ingenuas y eso les cobro factura.
Dejan claro que ganaron mucho dinero pero lo malgastaron por lo que ahora viven humildemente o con carencias, todas tocaron fondo, May con la muerte de su primer marido, Breeskin con una depresión muy fuerte, Mendoza con la perdida de su fortuna, Yamal siendo acusada de robo y pasando años en la cárcel, y Seux que apenas consigue para vivir, y que solo le pide a Dios dinero para comer ella y las decenas de perros que cuida, ademas todas encontraron a Dios de manera muy fuerte y salen adelante, como guerreras que son, May sigue ejercitándose y trabajando, ademas de conocer a un hombre con quien pasara toda su vida, es el ultimo dice, Breeskin ahora canta y toca el violin en reuniones religiosas a las que dedica su vida, Rossy termino el libro de ¡¡¡metafísica!!! que inicio de joven, Yamal sigue luchando para sobrevivir y se encuentra en paz, y Seux asiste a las marchas de derechos animales mientras lucha contra el cáncer, para este momento, estas mujeres sexagenarias han ganado mi respeto y enarbolan un mensaje feminista mucho mas fuerte y sincero que el las miles de obras de la actualidad, sin repudiar sus cuerpos ni sensualidad que todavía trabajan y cuidan, asi mientras la hábil dirección e impecable montaje de Cuevas funciona podemos ser espectadores de la poderosa presencia de Lyn May, del talento y devoción de Olga Breeskin, de la sensualidad e inteligencia de Rossy Mendoza, del optimismo de Princesa Yamal y del valor y fuerza de Wanda Seux que bien puede mostrar como se cayo el pelo públicamente por el cáncer como suelta un discurso de su valor como profesional a todos los que vemos y asentimos.
Calificación: Muy Bien