El 16 de Abril del 2014 el Ferry Sewol casi lleno de estudiantes comenzó a hundirse sin que nadie hiciera nada al respecto, con las autoridades detenidas y sin ningún tipo de procedimiento se convirtió en una tragedia que el pueblo coreano nunca olvidara, este documental de Seung-jun Yi utiliza imágenes de archivo asi como otras que fueron tomadas por civiles mientras con audios reales nos presenta las infructuosas conversaciones de un gobierno inoperante que nunca supo ni le importo como responder ante esta catástrofe, es increíble la desesperación que lo embarga a uno cuando esta escuchando las llamadas que son con total normalidad, como si se estuviera platicando un detalle menor como unas vacas obstruyendo el camino, y lo que es peor, escuchamos como se miente con toda tranquilidad, el equipo de rescate dice que nadie esta en peligro, que no hay nadie en el barco, despues se contradice, el capitán es el primero en poner pies en polvoroza mientras la ultima instrucción que recibieron los del barco fue no se muevan.
Asi somos testigos de un acontecimiento de total irresponsabilidad donde nadie se lo toma en serio y a nadie le interesa, ni al grupo de salvamento, ni a la guardia costera, ni a la oficina del presidente ni mucho menos a la mismísima presidenta Park Geun-hye que tiempo despues termino destituida del cargo y posteriormente encarcelada, la película da a entender que por este suceso pero la realidad la primera presidenta mujer del este de Asia fue un desastre de corrupción, amaños e irresponsabilidades de este, una fichita que despues intento amañar elecciones y que merece un documental con mucho mas brío que este, que consigue lo que quiere, nos presenta un hecho y el culpable y lo sigue hasta el final, con entrevistas a las familias y a los buzos civiles que incansables sacaron cuerpo tras cuerpo mientras el gobierno hacia oídos sordos, cuando solo faltaba voluntad para hacer descansar a los padres como se muestra al final, aunque la herida nunca cerrara e incluso sigue tomando victimas despues del hecho con esos lamentos que no cesan.
Calificación: Vale la Pena