El primer largometraje de Ridley Scott es una notable muestra de cine en estado puro, sin aspavientos ni discursos simplemente contar una historia de la mejor manera posible y aqui el director daba en el clavo con su talentoso tratamiento cinematográfico de imagen, con una historia que ademas no es tan simple como parece y que viniendo de una relato de Joseph Conrad basado en una historia real tiene muchas mas capas de lo que pareciera en un principio, Gerald Vaughan-Hughes mantiene la historia sencilla y de esta manera la cinta logra una conjunción estupenda entre imagen, sonido e historia, con una premisa tan sencilla como un par de tenientes del ejercito napoleónico que se baten a duelo múltiples veces a través de mas de quince años, desde el inicio Scott nos deleita con una locación hermosa, un diseño de producción soberbio y una fotografía exquisita casi como si estuviéramos viendo una pintura clásica, y en medio de todo esto dos hombres se baten en duelo, uno que ademas esta coreografiado y grabado de manera perfecta.
Obviamente tiene que haber un ganador y al momento siguiente vemos a un general de Napoleon molesto, que envia al teniente de húsares Armand d'Hubert (Keith Carradine, excelente) por Gabriel Feraud (Harvey Keitel, soberbio) que hirió gravemente al sobrino del alcalde, una decision de la que se arrepentirá d¨Hubert ya que despues de no encontrarlo en su casa se pasa por la fiesta de una dama aristócrata y esto es suficiente para que Feraud lo rete a duelo terminando todo con una herida de Feraud y la esposa de este defendiéndolo, a partir de este momento y sin saber porque d'Hubert sera perseguido sin descanso por Feraud que nunca estará contento hasta que logre su cometido, nadie sabe porque se estan liando a duelo, de hecho nosotros tampoco lo tenemos claro en una inteligente decisión de Scott que lo deja abierto.
Y es que no hay explicación que funcione, simplemente es la empresa que se autoimpone el testarudo y obsesionado Feraud que solo concibe su vida con duelos, apuestas, honor y la lealtad a Napoleon, un hombre que esta muerto por dentro a pesar de ser poderoso por fuera y que persigue a otro hombre al que quiere matar solo porque si, quizá porque ese hombre romántico que busca algo mas en la vida y que es feliz con lo que se le concede en ese momento es lo que mas odia, lo que desea, o simplemente es un hombre que quiere terminar lo que comenzó con una terquedad que va mas alla de lo humano, eso es algo que d´Hubert tampoco conoce y que sufrirá tratando de rehuir al no comprender que busca su oponente, pero este solo trata de no tener duelos innecesarios donde ademas se juega la vida porque si pero su honor y manera de ver la vida no le permite darse el lujo de no luchar, lo hace siempre en búsqueda de retribución y honor.
De hecho con el paso del tiempo d'Hubert tambien se obsesiona con los duelos, despues de que Feraud lo busca para el segundo y recibe una estocada de espada obligandolo a quedarse en suelo si no quiere morir el teniente se pone a practicar dejando de lado a su querida Laura (Diana Quick) y absorbiendo algo de la obsesión de su contrincante, subir de rango tampoco y la guerra tampoco le servirán porque Feraud lo sigue siempre, lo encuentra en todos lados, tiene lacayos que lo guían y el destino, ese cruel destino pareciera que siempre los pone en el momento justo, el tercer duelo es a sables en algún granero donde se pelea a muerte con todo hasta que ambos desfallecen, años despues llega el cuarto a caballo con resultados sorprendentes, en plena guerra perdida casi se da otro en Rusia con el ejercito destruido.
d'Hubert se recupera de sus heridas de guerra con su hermana que no duda en hacerla de casamentera y unirlo a la joven y bella Adele (preciosa, Cristina Raines) aun con las reticencias del soldado, por supuesto que el destino le juega otra pasada y a pesar de haberle salvado la vida tiene que tener un quinto duelo con Feraud a pistolas en unas hermosas y enigmáticas ruinas donde se juega al gato y al ratón y termina con una frase lapidaria no de muerte pero si de castigo ""siempre me has tenido pendiente de tí. Durante 15 años. No volveré a hacer jamás lo que me pidas. Por todas las reglas de combate tu vida desde este momento me pertenece. Simplemente te declaro muerto. Me he sometido a tus llamadas de honor durante largo tiempo. Ahora tú te someterás a la mía." Sorprendente final que nos regala una postal de pintura donde el pecador comienza su penitencia, toda la fotografía es pintura en movimiento, la portentosa banda sonora de Howard Blake es perfecta y nos sumerge en la cinta, el diseño es estupendo y el vestuario es de los mejores que he visto en mi vida, una obra mayor de Scott.
Calificación: Excelente