DOCE HOMBRES EN PUGNA (TWELVE ANGRY MEN, EU, 1957)
Excelente, impresionante, fascinante, absorbente, reflexiva, esplendida, inteligente y tensionante crónica de las deliberaciones de un jurado que por el momento ya se convirtió en mi película favorita de juicios, o quizá sea solo de jurados, estamos ante la opera prima de un Sidney Lumet en estado de gracia que debuta por la puerta grande con una obra teatral pero en el mejor sentido de la palabra, porque la historia es lo mas importante, los personajes son complejos y bien estructurados a pesar de que ni conocemos el nombre de la mayoría, pero no hay que confundirse porque a pesar de que casi toda la obra transcurre en el cuarto de veredicto la dirección es excelente, ahi nunca se siente teatral, la cámara se mueve y es dinámica, vemos tomas largas fijas que sirven a la historia, largas tomas que siguen a los personajes y al mismo tiempo un impresionante ritmo de tomas cambiantes para mostrar el debate que termina siendo delirantemente rápido incluso para estos tiempos, es decir, Lumet no menospreciaba al respetable sino que sabia que eran lo suficientemente inteligentes para apreciar y entender los cambios de ritmos y por supuesto el mensaje social entre lineas que aunque no escondido si es tan complejo que todavía rompe cocos.
No solo eso sino que Lumet juega con otras cosas, el ritmo de la cinta que va de lo tranquilo a lo frenético, el calor agobiante que traspasa la pantalla y nos desespera, los personajes cada vez mas sudados y desesperados lo cual también es debido a la tensión que siempre va en incremento, y el juego de cámara, de foco que hace parecer que la habitación es cada vez mas pequeña haciendo que nos sintamos mas claustrofobicos, desesperados y asfixiados conforme pasa el tiempo. La cinta comienza con el final del juicio y el jurado retirándose mientras vemos la cara de pánico de un joven, momentos después estamos en la habitación donde transcurre toda la cinta, vemos al jurado acomodarse apenas para votar rápidamente, la mayoría tiene "mejores" cosas que hacer, descansar, ir a un partido, trabajar, etc., el juicio fue de un solo lado, es obvio que el joven es culpable y mato al joven, los jurados votan y el veredicto termina con once votos de culpable y uno de no culpable, el arquitecto jurado numero ocho (Henry Fonda, perfecto) quien no cree que el chico sea culpable por diversos factores y detalles que vio en el juicio.
A todos los demas ni siquiera les pasa por la cabeza que el chico pueda ser inocente, pero el arquitecto comienza a dar sus razones y explicarse, asi como pedir que les den sus razones de porque el chico es culpable para poder dar un argumento en contra, asi el mediador, el blandengue, el duro, el pensante, el serio, el humilde, el cínico, el anciano, el extranjero, el intolerante y el superficial empiezan a cambiar su forma de pensar de uno a otro lado sin que uno sepa en que terminara todo, si el juicio sera anulado o si el chico sera ejecutado al votar todos culpables o saldra libre al votar inocente, los argumentos, el guion, es esplendido, el trabajo de Reginald Rose es maravilloso, inteligente y nos deja pensando y debatiendo a nosotros mismos, el ritmo es perfecto, las actuaciones son fantásticas, uno de los mejores repartos de todos los tiempos conformado por Martin Balsam, John Fiedler, Lee J. Cobb, E.G. Marshall, Jack Klugman, Edward Binns, Jack Warden, Joseph Sweeney, Ed Begley, George Voskovec, Robert Webber y por supuesto comandados por un Henry Fonda en estado de gracia, no se puede decir mas de la trama sin spoilear pero al final cuando los vemos salir del tribunal bajo el cielo raso y con todo ese espacio y la libertad, han logrado liberarse, ya no estan encerrados en la sin razon y la justicia ha ganado, el sistema de justicia ha mostrado sus fallas pero tambien se ha mostrado que hay manera de lograr que funcione en la mayor medida posible.
Calificación: Excelente