Al inicio del debut de Zeller basado en la obra teatral de la que es autor y con la ayuda de Christopher Hampton como co-guionista se dejan las pistas suficientes para por lo menos sospechar sobre que trata la cinta, también me llama la atención que todas las reseñas que he visto o leído apunten que no quieren spoilear su trama para inmediatamente después hablar sobre la importancia del tema que trata la cinta, y de esta forma valorarla más por el tema que pone sobre la mesa que por su valor cinematográfico, de plano un vídeo que vi no habla de la película sino sobre el tema que aborda y como lo ha visto en su vida, y un largo etc. sin sentido, se agradece que le den importancia al tema, y por supuesto que la cinta es tan buena que es imposible no recordar experiencias vividas y/o escuchadas, pero en general creo que la cinta es tan buena e implacable que merece los aplausos por su ejecución mas que por el tema como algo general.
Habiendo escrito esto volvamos a la cinta, Anthony (Anthony Hopkins, perfecto) es un anciano que vive solo en un departamento con todos los problemas que le otorga su edad, olvida las llaves, no recuerda donde dejo las cosas (esto de problemas de la edad es un albur, infinidad de personas tienen estas lagunas aun de jovenes), y como amo del lugar quiere tener la voz cantante sobre su hija Anne (Olivia Colman en estado de gracia) que le avisa que saldrá del país, y le reclama que haya corrido a la ultima criada, esto debido a que conoció a un hombre francés, pero como bien dice Anthony, "ahí ni hablan ingles", en uno de sus múltiples diálogos ácidos y sardónicos que suelta toda la cinta a aquellos que quieren ayudarlo o auxiliarlo en su día a día debido a su edad, cuando Anne le comunica que quizá es hora de irse a un asilo el tipo explota en ira, y con voz autoritaria le dice que eso no sucederá.
A partir de este momento se nos han introducido los personajes principales, un anciano que ya esta en una edad donde no debería vivir solo pero que se rehúsa tercamente a ser auxiliado, y una hija que añora poder tener una vida junto al hombre que conoció sin tener que estar cuidando a su padre en todo momento, pero lo que viene después es un acierto total por parte de Zeller, Anthony despierta y descubre que su departamento ha cambiado, ya no lo reconoce, no encuentra cosas que el día anterior estaban ahí, por si fuera poco su hija Anne (Olivia Williams, muy bien) ahora se ve diferente y esta casada con un patán llamado Paul (Rufus Sewell, bien) que le reclama a su mujer porque tienen que cargar con su padre, no solo eso, le dicen que el departamento es de ellos y que lo tienen ahí para no dejarlo solo, mientras un confundido Anthony busca desesperadamente a su verdadera hija.
Esto empieza a suceder de manera mas recurrente, de pronto la cocina esta diferente en un simple viaje a la sala, la cara de su hija intercambia entre una y otra, esta a veces esta casada y otras no, incluso a veces tiene años con el tipo ya sea el patán Paul o el otro (Mark Gatiss) que no menciona palabra, con todo esto una joven amable, Laura (Imogen Poots, bastante bien) ha llegado a cuidarlo, aunque Anthony intenta convencerla por todos los medios de que no la necesita, así y contra la voluntad del anciano al que le han arrebatado el departamento, le imponen cuidadora y le cambian la decoración el tipo empieza a perder la cordura, o por lo menos a dudar de si mismo, hasta que descubra que es lo que en realidad sucede. Apunte antes que la ejecución del director es la correcta, presentar la historia como un thriller con tintes de terror nos ayuda a sumergirnos en la experiencia y ser completamente empáticos con el protagonista ya que estamos tan perdidos como él.
Las pistas están ahí, y tanto el montaje como el diseño de producción están meticulosamente cuidados, a un grado maniático, meternos en ese mundo, con una cámara con clase que siempre sabe que filmar, ya sea un close up a su atormentado, un paneo por del departamento, o un plano fijo donde cierto roce obtiene relevancia, Hopkins esta majestuoso como ese imponente anciano que no quiere perder el control de su vida, aunque hace mucho que lo hizo, y con un solo gesto, tono o mirada puede ser tierno, gracioso, imponente, antipático, seductor, terrorífico y tierno, y siempre lo acompañamos en este viaje de confusión, angustia y desesperación, así como también a los que tienen que soportarlo, ya sean las ayudantes, enfermeras o su propia hija que soporta con entereza los insultos y rabietas de un hombre que ya no es el mismo, resulta interesante como se aborda este tema, sin estruendo, chantaje o lastima, sino con una mirada empática hacia una realidad inevitable a la que todos llegaremos, si es que llegamos, quizá por ello ese discurso final es tan doliente, no solo es la extraordinaria interpretación de Hopkins, y esas palabras, sino el hecho en si, uno termina con el corazón oprimido, las lagrimas corriendo, y el alma destrozada, llorando en posición fetal.
Calificación: Notable