Antes que nada tengo que decirlo, la película es de Brit Marling que con su rostro, con sus ojos, con su tono de voz, con sus movimientos corporales y hasta de espalda puede mostrarnos una infinidad de sentimientos, ya la había visto en "Arbitrage" donde lo hace muy bien y tiene la mejor escena junto a Gere, esta la hizo primero pero con esto me va convenciendo de que tiene mucho futuro porque una buena actriz ya es, me pregunto donde estará su techo, además ayudo a escribir el guión junto a su amigo y director Mike Cahill, y otra cosa, esta no es la opera prima del director como se dice, ya tiene un documental por el dos mil cuatro en la que codirige junto a la misa Brit Marling, claro que es su primera incursión en la ficción, en la ciencia ficción para ser exactos y vale mucho la pena.
Por supuesto que no es una película perfecta, los gastos de producción brillan por su ausencia, casi todo el tiempo Marling esta sola y ella carga la cinta en los hombros, pero eso mismo minimalismo forzado es lo que la hace tan buena, una cinta ahora si, existencialista, no como la de los delfines, pero aun asi le falta algo, todo el tiempo nos mantiene intrigados, y las preguntas que nos pone en la mesa son muy inteligentes pero algo falla en todo esto, quizá sea que Marling destaca demasiado sobre los demás actores, William Mapother se nota muy débil frente a ella y eso no ayuda demasiado, aunque el personaje es asi para defenderlo un poco, y el final pues, una sola palabra... sorprendente.
Rhoda Williams (Brit Marling, excelente) es una chica de diecisiete años brillante, acaba de ser aceptada en MIT con lo que cumpliría su sueño de ir al espacio, pero después de unas copas y de enterarse que un planeta se acerca a ellos se descuidad y en un accidente mata a una familia, pasan cuatro años y sale pero ya no puede reanudar su vida, es una exconvicta y no puede con la carga de conciencia por lo que visita al único sobreviviente del accidente, John (William Mapother) engañándolo y comenzando una relación que se convierte en amor lo cual vuelve las cosas más complicadas, especialmente cuando Rhoda gane cierto concurso para viajar a la otra tierra porque el planeta de marras es igual al de nosotros, con los mismos habitantes y la misma vida, Rhoda se confiesa y después de los problemas que esto conlleva toma una dura decisión, que la lleva a enfrentarse a ella misma literalmente en un final chocante. Esto hace que las preguntas que se han estado haciendo se vuelvan más poderosas ¿podría haber otro yo? ¿tendría mi misma vida? ¿podría ser que no hiciera el mismo error? ¿seria mejor persona que yo? una cinta minimalista y hermosa.
Calificación: Bien