Al inicio de la cinta, la protagonista, Amanda (María Valverde, muy bien) esta siendo arrastrada y se pregunta que sucede, a lo que es cuestionada por el pequeño David (Emilio Vodanovich, bien) que le suelta frases y preguntas con una frialdad no propias de un pequeño, la invita a recordar desde el inicio de la historia y le hace hincapié en que tome importancia de los "detalles", desde aquí comenzamos con el flashback que sera la narrativa principal de la película, donde Amanda y su hija Nina (Guillermina Sorribes Liotta) llegan al pueblo en un carro deportivo, se instalan en una casa veraniega y esperan a que llegue su esposo que las hace vivir mudándose debido a su empleo, ahí conoce a la enigmática Carola (Dolores Fonzi, excelente), una rubia sensual elocuente que no parece pertenecer a ese lugar rural, que trabaja en lo que puede y que apenas habla de su marido e hijo, pero que es capaz de llevar agua a sus vecinas sin conocerlas como de tener la desfachatez de pedir permiso para tocar la alfombra con sus pies.
Las dos mujeres comienzan una relación cercana casi de idolatría de una a la otra, con un toque de erotismo muy bien llevado por Llosa que nos regala imágenes hermosas con algo de fetichismo, de la misma manera se siente algo de envidia por parte de Carola, en tanto Amanda nos dice en voz en off que siempre esta preocupada y pendiente por la distancia del rescate del titulo, ese tiempo que le llevaría salvar a su hija del peligro, pero con la historia de Carola tenemos un flashback dentro del primero, donde vemos como la mujer tenia otro estatus y vida, con un marido que apunto a lo grande y una desgracia que la obligo a llevar a su hijo a la casa verde donde le salvaron la vida, pero no volvió como el de antes, es aquí donde la cinta nos regresa al terror del inicio, la fascinante Carola mostrándose como una mujer supersticiosa y paranoica, su hijo David como una indescifrable fuerza de la naturaleza, y una distancia de rescate que no puede ser medida nunca por más que el hilo que los ate sea fuerte.
La cinta funciona muy bien como un thriller de suspenso que termina abrazando el terror más extremo, el temor de perder un hijo o verlo suplantado por algo o alguien más, pero también tiene algunas subtramas que abre y abandona, por mencionar una tenemos al del esposo de Carola (Germán Palacios) y su obsesión por los caballos, verlo hacer su "trabajo" despierta su deseo sexual, y en cierto momento se funde con el caballo a contraluz cual centauro, pero esta solo se olvida, más allá de que obvia que se preocupa más por él que por su hijo, eso si,la trama principal con lo enigmática que es Carola de quien no sabemos que esperar, lo impredecible de David y esos momentos de tensión son muy buenos, y la revelación de la importancia de los detalles lo es más, con ese momento, el significado, donde todas las pistas sutiles toman forma demuestran el terror que se esconde en la cotidianidad, los simbolismos de la barca o la casa, aunque el realismo mágico de por ejemplo esa escena final alejen a un publico más asiduo a la normalidad, en cuanto a lo que a mi respecta, Claudia Llosa ha dado en el blanco de nueva cuenta.
Calificación: Bien