La cámara nos muestra una extensa toma de una hermosa campiña inglesa. despues vemos a una guapa mujer llamada Kate (Charlotte Rampling, majestuosa y perfecta) con su perro llegar a su casa donde su marido Geoff (Tom Courtenay, excelente) la espera para el desayuno pero este queda demasiado impresionado por las noticias de una carta que viene de suiza donde se le informa que hallaron el cuerpo de una mujer, de Katya, "mi" Katya dice el ante la mira estupefacta de Kate, su serena mujer que guarda la compostura en todo momento y que no le da mas importancia a eso que a una noticia curiosa o interesante, despues de todo solo es el cuerpo de una ex novia de su marido, una mujer que murió congelada en un viaje que tuvo con Geoff hace muchísimos años, pero desde estas primeras tomas se nos deja todo muy claro, vemos primero a Kate y esta escena sin cortes del desayuno la seguimos siempre a ella, conocemos su reacción cuando Geoff le da la noticia aunque no conocemos la de él, una temática que se repetirá toda la cinta y donde ella es la principal protagonista.
Kate esta demasiado ocupada preparando el aniversario de boda numero cuarenta y cinco, un numero peculiar al que tuvieron que recurrir ya que en su aniversario cuarenta Geoff estaba enfermo, el problema es que pareciera que su marido esta obsesionado por la noticia del cuerpo de Katya que le ha traído a la mente todos esos recuerdos que estaban enterrados en su mente, o quizá no estaban enterrados como ira descubriendo poco a poco Kate mientras la sombra de esa mujer se va alargando para cubrir el pasado y hasta el futuro de una relación que aparentaba ser perfecta como si de un sombrío cuento gótico se tratara, el director Andrew Haigh divide la cinta en días de la semana, desde el lunes hasta el día de la fiesta, el sábado mientras todo se va poniendo mas denso y pesado, pasa a Kate de una sensación de felicidad y seguridad a desesperación y decepción de forma natural y creíble, con una Charlotte Rampling maravillosa que con solo una mirada, un gesto, un ademan, un movimiento, los cambios de tono en su voz, los movimientos corporales en una clase magistral de actuación.
Haigh deja que los actores hagan su trabajo y estos se lo recompensan de manera extraordinaria, y el director sabe aprovecharlos, Rampling y Courtenay se nos muestran de espaldas, fuera de cámara y aun asi siempre nos transmiten lo que sucede en escena, lo que sienten y piensan, sobre todo de una Kate que se va desmoronando por mas que intente ser fuerte y aferrarse a los cuarenta y cinco años de matrimonio con el amor de su vida, algo que su marido no facilita, siempre hablando de Katya, de su viaje, de un pasado que rememora con añoranza, primero queriendo ir a Suiza a identificar el cuerpo que queda como mera anécdota, para despues comprar libros sobre el calentamiento global, preguntar por los boletos del viaje, pasar la noches en el ático con sus recuerdos y contarle a Kate todo lo que vivio con ella en ese viaje, cuanto la amaba, como se encelaba, sus anhelos y deseos a futuro con ella y el fatídico accidente que se la arrebato mientras Kate primero lo escucha con curiosidad, luego con obligación y finalmente con desesperación.
La vida de Kate se va convirtiendo en un infierno, su idílica vida se desbarata, el pintoresco pueblo parece un infierno, y la campiña donde esta su casita perfecta parece un desierto, y nosotros lo sentimos junto con ella, nos desesperamos y sufrimos con la fuerte mujer mientras vemos como lo que al principio era una pequeña duda se va convirtiendo en dolorosa certidumbre, para ella mucho mas que para nosotros aunque también nos sentimos indecisos sobre Geoff y lo que el siente y piensa, por mas que al final el tipo se quiebre cuando de su sentido discurso que nos emociona casi tanto como a él pero despues se nos quebra el corazón cuando la pareja baila el primer baile al ritmo de "Smoke Get In Your Eyes" de The Platters y el baile se va convirtiendo en algo mas hasta que la cámara queda tomando a Kate sola con la canción de fondo en un final desgarrador y extraordinario.
Un ejemplo de Haigh sobre como contar una historia, con muchísima clase, un ritmo perfecto, una fotografía preciosa, las tomas impresionantes, con un sentido de narrativa perfecto, un reparto secundario esplendido, y unos protagonistas que estan soberbios, en especial Rampling que da cátedra en cada escena, en cada segundo que aparece en pantalla donde con apenas una mirada nos trasmite todo lo que siente y piensa, ¡hasta a oscuras! con cada fotograma cuidado esta cuidado de forma enfermiza y mostrada de manera exquisita, con una banda sonora excelente y donde la música forma parte de la narrativa y no solo para nosotros, mostrando el animo de los personajes, para muestra cuando Kate quita la radio o ese doloroso final de una obra mayor.
Calificación: Excelente