Al inicio de la ópera prima del guionista y director Boonnitipat al bueno para nada de M (Putthipong Assaratankul) le encargan desperdigar las flores en la tumba de sus bisabuelos, para lo cual las deja caer a lo vaquetón volteando la bolsa en un solo lugar, para ser regañado por su abuela de pocas pulgas Amah (Usa Semkhum, bastante bien) ya que no lo hace correctamente, procede a hacerlo ella misma y se cae lastimándose, esta misma escena la vemos repetirse en el cierre de la cinta cuando M tira las flores a propósito de la misma manera, pero con una finalidad muy distinta a la flojera inicial, este momento hizo que por fin me desarmara por completo, y es que aunque no soy muy amante de los dramas lacrimógenos , como podría negarme ante uno rodado con tanta elegancia, con esas tomas de cuarto a cuarto, con ritmo tan pausado pero eficaz, y sobretodo un tono que rehúye al chantajismo emocional y lo cambia por un tono cínico, uno que parece más real, más humano, y que al parecer solo es dominado por los asiáticos en la actualidad
Después del accidente de la abuela descubren que tiene cáncer, con tan solo un año más de vida, y deciden ocultárselo, M ve con sorpresa como una prima hereda todo del abuelo que cuidaba y decide emplear la misma estrategia, cuidar y ganarse a la abuela para heredar la casa, que pondrá en venta de inmediato aunque siga viva, pero la abuela nada tonta se huele todo el asunto, y está consciente que todos su familiares son aves de rapiña, incapaces de visitarla pero pendientes de sus bienes, la hija abnegada pero recriminadora, el hijo exitoso pero distante y egoísta, el hijo bueno para nada que siempre está en problemas y no es más que un pillo, así que comienza una lucha encarnizada por la herencia, disfrazada de ganar el amor de la abuela, en tanto el cínico M ira descubriendo poco a poco que lo más importante no es el dinero, sino los momentos compartidos con las personas, todo esto con mucho humor y un toque exótico.
Además de que al final viene una lección casi contradictoria en occidente, si, el dinero puede separarnos, pero también es un medio para unirnos como señala esta cinta al final, cuando M ama de verdad a abuela, pero de todas formas no deja de lastimarlo elo que lo haya hecho menos ante otra persona, después de tanto "sacrificio" de su parte, y con una resolución satisfactoria el director y guionista hacen que un bien material se convierta en una carta de amor incluso fallecida, no por el bien en si, sino por el sacrificio y devoción con que la abuela realizo una tarea sin que la indiferencia, distancia y grosería de su nieto la afectaran, dándole valor a las promesas, y al amor mutuo que existe entre las personas, y en especial la desesperante pero cercana familia de que podemos renegar pero nunca separarnos.
Justo después de este sentimental momento, que viene precedido por otros, es cuando llega esa acción retadora de M con su abuela que cierra la escena inicial, aunque al final termine respetándola mucho más que en el inicio ¿pero por qué no intentarlo? ¿Quién quite y su abuela llegue a jalarle las patas y la vea una vez más? El susto y su molestia valen la pena con tal de verla una vez más, renegar con ella, pelear con ella y soportar las groserías debe pensar M, mientras uno asiente desde la butaca con basurita en los ojos.
Calificación: Bien




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