28/7/20

Cinecritica: The Beach House

THE BEACH HOUSE (ÍDEM, EU, 2019)
Una pareja joven llega a la casa de playa del titulo con la esperanza de recomponer su relación, que mas tarde nos enteramos no es para nada estable, Emily (Liana Liberato, bastante bien) es una estudiante universitaria que aspira a ser astrobiologa junto a un tipo inmaduro llamado Randall (Noah Le Gros) al que sencillamente nada le interesa y alega estar en contra del sistema solo porque si, sin tener siquiera una idea de que hacer o como cambiarlo, es decir como la mayoria de la generación millennial y el total de la Z, el tipo desea unas largas vacaciones en casa de su papa despues de abandonar la universidad, y a la propia Emily por algún tiempo, pero Emily encuentra una medicinas y luego loza sucia, y lo que parece que puede ser una invasión o confusión que desencadene en violencia termina en que unos amigos de su padre, Mitch (Jake Weber) y Jane (Maryann Nagel) llegaron a pasar un tiempo ahí también, y con permiso por supuesto.

Aunque parecería que rápidamente hacen migas, la verdad es que la platica que tienen se nota tensa, confusa, incomoda, una cena donde queda claro que ellos admiran en cierta manera el pensar de la madura chica, que de todas formas no se escapa de esa petulancia sabelotodo sin saber nada de las nuevas generaciones, pero desaprueban totalmente el proceder del chico mientras sueltan algunas dosis de sabiduría anunciando que queda poco tiempo para ellos, por supuesto es muy sencillo decir esto desde una generación que tampoco ayudo en nada y justo por ello la situacion funciona mas, ademas el largo monologo de Emily y las formas de vida distintas, es decir no a base de carbono y capaces de sobrevivir en condiciones extremas, tendrá mucha importancia mas adelante cuando el director y guionista Jeffrey A. Brown suelte toda la artillería casi llegando a la hora, y como antes se tomo el tiempo de plantear todo, darnos a conocer a los personajes, e incluso mostrar como la noche anterior lo que parecía un bello espectáculo de la naturaleza era, también, una condena de muerte.

En la ultima media hora hay infectados, raros especímenes que salen del mal, gusanos que gustan de hacer hoyos en los pies, luces, niebla, caos, es decir justo lo que existía antes de la fragilidad de nuestra forma de vida y para los que buscan explicación ahí esta la radio y el dichoso monologo, lineas que dejan clara la postura del director hacia la naturaleza, la vida, el calentamiento global y el agujero que solo parece llenarse con espiritualidad, y si esto se acompaña con un buen guión simbólico, una ambición que no resulta presuntuosa, algunas dosis de gore, un terror que no juega a los sustos fáciles sino a la incomodidad de una impotencia y debilidad terribles, y claro esta, a ese mas que logrado plano final donde todo queda patente, solo, no hay que tener miedo de lo inevitable.

Calificación: Bien

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