7/6/19

Cinecritica: Destrucción

DESTRUCCIÓN (DESTROYER, EU, 2018)
Erin Bell (irreconocible Nicole Kidman) es una policía alcohólica que no lleva buena relación con sus compañeros y que amanece en su carro un día si y el otro también, sin maquillaje y tan demacrada que uno piensa de inmediato que debe usar alguna droga que le afecte el cuerpo de extrema delgadez, una mujer abandonada, que odia a todo el mundo y que solo busca la soledad no puede tener a nadie, pero muy pronto nos damos cuenta que tiene una hija (Jade Pettyjohn) de 16 años con la que lleva una pésima relación y a la que no puede convencer de ese camino de autodestrucción que esta tomando, el mismo camino que ella sigue desde hace mucho y del que ya no hay vuelta atrás como se confiesa a su hija en cierta escena clave donde le desea un mejor destino, una mujer asi parecería no tener nada porque vivir, claro a no ser el caso de un asesinato que la obsesiona y que toma como personal sin importar nadie mas.

En la comisaria Erin recibe un sobre con billetes manchados y de inmediato se da cuenta que una sombra de su pasado ha regresado a su vida, lejos de asustarse decide enfrentarlo y acude a amigos del FBI mientras deja a la policía fuera, encuentra viejos compañeros de cuando era una joven hermosa que se infiltro en una banda se asaltantes y se enamoro de su compañero (Sebastian Stan), es obvio que algo terrible sucedió en el pasado y Erin nunca pudo superarlo pero no se nos dice exactamente que, asi que vamos conociendo poco a poco a la banda de bastardos y sanguijuelas que formaban el grupo donde va recopilando información para dar con su ex líder (Toby Kebbell) mientras los flashbacks nos van dando información de un tortuoso pasado, tanto los de la banda como unos extraños recuerdos en la nieve, nada de esto tomara forma exacta hasta el final donde todas las piezas del rompecabezas encajan y nos damos cuenta que ni Erin era tan inocente como podíamos pensar y que hemos visto mucho mas un recuerdo, hemos visitado la psique de una mujer quebrada.

Una mujer rota y obsesionada que ahora no se detendrá ante nada porque necesita una expiación, una salida para una mujer que no es lo suficientemente buena para ser madre pero que aun asi hará lo que sea por su hija y por supuesto una mujer que es lo que sea menos ser perfecta, es ahi donde la directora Karyn Kusama y su estrella Nicole Kidman dan en el blanco, estamos ante una cinta de empoderamiento que no se puede permitir mostrar solo las virtudes de las mujeres sino que opta por ser realista, mostrar una mujer real con muchos defectos, donde incluso los hombres que la rodean son mas virtuosos y que no por ello nos aleja de ella, es cierto que Erin es un desastre y es complicado empatizar con ella pero justo por ello nos parece mas humana y al final nos gana la partida, aun a pesar de esa trampa de guion que no ayuda a la cinta, pero la humanidad de Erin nos convence al mismo tiempo que solo podemos admirar el talento de Kidman.

Calificación: Interesante

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