27/12/14

Fruslerias: ¿Qué es ser pobre o ser rico?

Carencias de ayer, abundades de hoy
 
¿En qué nivel de pobreza cabría ubicar a una familia con las siguientes carencias?

 Viven en una casa sin electricidad ni agua corriente.

No tienen radio, ni televisor, ni discos, ni teléfono, ni plancha, ni relojes, ni una humilde calculadora de bolsillo.

La mortalidad infantil entre ellos es altísima y sólo uno de cada 4 ó 5 de sus miembros llega a vivir 40 años (y los que lo logran llegan muy deteriorados de salud y prácticamente ya sin dientes ni muelas).

No pueden comprar ninguna clase de latería y sólo pueden consumir una de cada 20 ó 30 clases de frutas y verduras que vemos en cualquier mercado, y eso sólo cuando es temporada y sólo mientras están frescas porque no disponen ni de hielo para conservarlas.

Jamás pueden ir al cine ni comprar revistas o periódicos.

Sólo pueden calentarse y cocinar a base de leña.

Para ellos transportarse en automóvil, ferrocarril o avión es una total fantasía: sólo pueden moverse a pie o a lomo de caballo o mula.

Por supuesto no tienen la menor posibilidad de tener una cuenta bancaria de ninguna clase, ni enviar un telegrama.

Están absolutamente fuera de su alcance artículos tan necesarios como pañales desechables, biberones, papel higiénico, lentes, condones, pastillas anticonceptivas o dispositivos intrauterinos.

No tienen acceso a vacunas, analgésicos (ni aspirina siquiera), anestésicos, antisépticos, vitaminas, jeringas, cepillos y pastas de dientes o sprays de ningún tipo.

Pues con esas terribles carencias vivieron todas las familias del mundo durante milenios hasta la Revolución Industrial, incluyendo a las familias de personajes tan poderosos y
ricos como Cleopatra, Julio César, Creso, Jerjes, Carlomagno, los Médici, Catalina la Grande, Isabel II, Luis XIV y, hasta cierto punto, Napoleón Bonaparte.

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